Barceló coloca una de sus pulseras en el pelo de la modelo, que también lleva puesto un collar / CLAUDIO ÁLVAREZ
El arte accidental de Barceló
Es por la mañana y acaba de llegar en avión de Ginebra. Viene de trabajar en la cúpula del palacio de la ONU. Y está algo cansado. En esa obra que está decorando interviene sobre 1.500 metros cuadrados y eso sí que es complejo y difícil. En cambio, lo de diseñar joyas, Miquel Barceló se lo ha tomado como un divertimento.