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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Escuela catalana

Por fin, Esperanza Aguirre ha escuchado el clamor de todos los madrileños que le solicitaban, insistentemente, para sus hijos, escuelas bilingües: en catalán y en castellano. Ahora nos sentimos más europeos y se nos abre un futuro lleno de esperanza, como ella.

Para que la integración y el aprendizaje sean perfectos, habrá que completarlos, además de la lengua, con las costumbres. Al chotis le sustituirá la sardana; al bocata de chorizo, la butifarra y hasta a la Virgen de la Almudena habrá que darle una manita de pintura negra para que se hermane con la moreneta. ¡Adiós al chinchón y viva el cava! En esta nueva escuela de Esperanza integradora, seguro que Gallardón sería un eterno repetidor.

Mientras tanto, quedan por abrir escuelas infantiles gratuitas para los hijos de los madrileños, y se agotan los presupuestos cuando hablamos de los recursos que necesita una escuela de calidad. Todo eso puede esperar. Lo primero es lo primero: los centros bilingües catalanes en Madrid. La enseñanza concertada madrileña lleva un año esperando que se firme el acuerdo prometido sobre su homologación. Sus trabajadores llevan dos años con un recorte caprichoso en sus complementos. ¿Qué importancia tiene todo esto, si, a cambio, se consigue que en el metro madrileño, cada vez se parle más catalán? ¿Puede haber algo que colme más los anhelos de la sociedad madrileña?

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