El 'plan Clinton'
Como los malos perdedores, la campaña de Hillary Clinton extiende estos días la idea de que todo lo jugado hasta ahora no vale de nada y que estas elecciones se decidirán el 4 de marzo en Tejas y Ohio.
Desde el supermartes, Clinton no ha vuelto a ganar, mientras que Barack Obama ha ganado ocho elecciones. "No es importante", dijo Clinton. "Nosotros estamos ganando en los Estados que tenemos que ganar, en los Estados grandes que son los que realmente van a decidir que los demócratas ganen en noviembre".
Es cierto. Ha ganado en California -su mayor éxito-, en Nueva York -su Estado-, en Nueva Jersey -lo que sirve para Nueva York sirve para Nueva Jersey- y en Massachusetts -meritorio, después del apoyo de los Kennedy a Barack Obama, pero en absoluto sorprendente-.
Sus cálculos son los de obtener la victoria en los otros tres grandes Estados pendientes (Tejas, Ohio y Pensilvania) y declararse así ganadora.
Es una estrategia arriesgada. Obama ha ganado ya en 22 Estados, 10 más que su rival. Se puede decir que son Estados pequeños y de poca influencia -no es el caso, por cierto, de lugares como Illinois, Minnesota, Georgia, Virginia o Misuri, por citar sólo algunos-. Pero son casi la mitad del país y representativos de la gran diversidad nacional.
Obama aventaja también a Clinton en el número de delegados elegidos (alrededor de un centenar), que son los que finalmente decidirán el nombre del candidato en la convención demócrata de agosto.
Teniendo en cuenta que el reparto de delegados en las primarias demócratas se hace de forma proporcional, Clinton no sólo tiene que ganar, sino que tiene que hacerlo de forma holgada en Tejas y Ohio para superar el número de delegados de Obama.
Si no es así, Clinton confía, al menos, en que una victoria le dé el impulso suficiente como para ganar después en Pensilvania (el 22 de abril) y continuar la racha en los 11 Estados que todavía quedarán pendientes.
Para ello, la senadora por Nueva York puede aún tener algún arma escondida. Una de ellas podría ser el respaldo de John Edwards, que se retiró de la carrera hace casi un mes, después de su derrota en Carolina del Sur.
La pasada semana, Clinton estuvo en casa de Edwards negociando su apoyo, y algunos asesores de Edwards han filtrado a la prensa que el ex candidato parece inclinado a dárselo. Eso podría traducirse en un mayor respaldo de los votos de la clase trabajadora, que simpatizaba con Edwards.
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