Urkullu sitúa la consulta y el 'plan Ibarretxe' como bases para un pacto tras el 9-M
El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, tiene claro que busca una "relación amable de Euskadi con España" basada en un acuerdo con el Estado sustentado sobre mayorías amplias. Sin embargo, los peneuvistas no irán con un folio en blanco a esa posible mesa de negociación. Durante la presentación de los tres cabezas de lista del PNV al Congreso en el Fórum Nueva Economía, Urkullu dejó ayer claro que su partido mantiene y apoya la hoja de ruta defendida por el lehendakari, pero también el Estatuto político vasco (el plan Ibarretxe), aprobado por mayoría absoluta en el Parlamento vasco en diciembre de 2004 y rechazado por amplia mayoría por el Congreso dos meses después.
Junto a ambos elementos, el PNV quiere llevar también a la negociación con el resto de partidos y con el Gobierno central el preacuerdo cerrado en el santuario de Loiola entre peneuvistas, socialistas y la ilegalizada Batasuna en otoño de 2006, en pleno alto el fuego de ETA. "Nadie en su sano juicio puede pretender", añadió, que los acuerdos de Loiola "queden sin valor".
Para el máximo dirigente del PNV, ninguno de los tres partidos que participó en aquellas negociaciones debe "patrimonializar" lo hablado, porque "son bases para ofrecerlas" al resto de formaciones. Para completar el marco negociador en el que se va a mover el PNV a partir del 9-M, su presidente reiteró su "apuesta por el desarrollo del autogobierno" en virtud de las transferencias aún pendientes del Estatuto de Gernika.
"Arriesgar" por la paz
Urkullu, quien inició su intervención solidarizándose con los ciudadanos de Bergara azotados de madrugada por la violencia etarra, indicó que está dispuesto "arriesgar" para lograr la paz. Y, como ya dijo en su primer discurso tras ser elegido en diciembre para pilotar el PNV tras la etapa Imaz, subrayó que con la izquierda abertzale queda todo un mundo de relaciones por descubrir, pero con la condición de que se separe del terror, algo que los peneuvistas no ven.
Josu Erkoreka, cabeza de lista por Vizcaya, aseguró que el presidente Zapatero se ha convertido en los últimos cuatro años en el "protector del legado del Aznar de la mayoría absoluta", el que "cerró todas las puertas al autogobierno vasco". Emilio Olabarría, número uno por Álava, arrancó aplausos y sonrisas en el desayuno de trabajo al descalificar la propuesta de Mariano Rajoy sobre el contrato de los inmigrantes, que calificó de "paternalista y reaccionaria". Un modelo de integración, recordó, como el que el PP usaron para su política de inmigración: "El miedo al extranjero".
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