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Reportaje:

Trichet se ablanda

El presidente del BCE se muestra más sensible a los efectos de la crisis económica, tras varios meses enrocado en la lucha contra la inflación

Andreu Missé

Pertrechado con su Ipod, a sus 65 años, aprende pacientemente alemán aprovechando los tiempos muertos de sus largos viajes por todo el mundo. Jean Claude Trichet, el hombre que vela por la solvencia del euro, la moneda que cada vez es vista con más respeto por los analistas internacionales, no concibe vivir sin dejar de aprender. Tras su nombramiento como presidente del Banco Central Europeo (BCE), con sede en Francfort, en 2003, Trichet decidió estudiar alemán para facilitar su comunicación y sintonía con sus colegas alemanes. En sus comparecencias en el Parlamento Europeo, es frecuente que sus primeras palabras sean en esta lengua.

Mientras Bernanke ha bajado los tipos, Trichet ha aguantado el tirón
Antes, las presiones venían de los Gobiernos; ahora son los mercados
Si algo ha logrado Trichet es una reputación de independiente
Sus mensajes sutiles son cada vez mejor interpretados por los mercados

Un gesto que no ha pasado desapercibido en Alemania, que siempre vio con recelo la pérdida del marco y su sustitución por el euro. Trichet no ha dejado dudas de su empeño en el cumplimiento a rajatabla del mandato sagrado del BCE: mantener a raya la inflación. Un fantasma que siempre está al acecho en algún lugar oculto de la memoria alemana desde los años treinta.

Poco a poco el BCE ha marcado su camino. Desde la crisis financiera desatada el pasado verano en EE UU por los fallidos de las hipotecas de alto riesgo, el BCE ha mantenido una política abiertamente distinta de la de la Reserva Federal. Mientras su homólogo estadounidense, Ben Bernanke, ya ha bajado los tipos de interés en cuatro ocasiones hasta llegar al 3,5% para evitar la recesión que se le viene encima, Trichet ha aguantado el tirón impasible. Esa rigidez se pudo haber quebrado el pasado jueves, al constatar el riesgo de crisis económica. "La incertidumbre sobre el crecimiento es inusualmente alta", dijo Trichet en el lenguaje cifrado del que hace uso en sus apariciones públicas.

"A diferencia de 2005, en que las presiones venían de los Gobiernos, ahora son los mercados los que empujan", señala una fuente comunitaria. Más de un banquero ha apelado infructuosamente a los mandatarios de Bruselas para que influyan en el BCE y rebaje el precio del dinero con el argumento de que "no encuentran financiación a plazos superiores a los tres meses".

Pero si algo ha logrado Trichet es consolidar una indiscutida reputación de hombre independiente, tanto de las presiones interiores como exteriores, algo que no había conseguido del todo su antecesor Wim Duisenberg. La independencia de los mercados y de los Gobiernos se ha traducido en una alta credibilidad del BCE y en la fortaleza del euro frente al dólar. Sus mensajes sutiles son cada vez mejor interpretados por los mercados, que no dudan que detrás hay un consenso y una base económica.

Lograr el consenso entre los 21 miembros del Consejo del Banco es el principal desafío del presidente. En el BCE no se vota, pero después de horas de debates de elevadísimo nivel técnico se alcanza siempre el consenso que permite tomar unas decisiones de la máxima trascendencia económica por unanimidad.

Esta fortaleza ha hecho que se estrellaran una y otra vez las críticas de políticos, como los líderes franceses Chirac antes y ahora Sarkozy por no tener suficientemente en cuenta la preocupación por el empleo y el crecimiento. En ocasiones, la defensa de la institución ha sido especialmente contundente, como la efectuada por el presidente del Bundesbank, Axel Weber, al asegurar que estas opiniones tenían "valor cero".

Trichet ya llegó a Francfort arropado de una inmensa autoridad forjada durante más de veinte años en distintas responsabilidades en la gestión de la política monetaria en Francia. Ha sido director del Tesoro y Gobernador del Banco de Francia en dos ocasiones. Paradojas de la vida, el hombre que en aquella época era conocido como franc forte acabaría siendo el promotor del euro fuerte en Francfort. Ha ocupado cargos del máximo nivel en el Banco Mundial, el FMI y ha sido presidente del Comité Monetario Internacional.

Nacido en Lyon, en el seno de una familia de profesores de lenguas clásicas, Trichet ha seguido una trayectoria bastante típica de los servidores del Estado francés que acumulan varios títulos académicos. Ingeniero de Minas en Nancy, licenciado en Económicas por París, diplomado en Políticas y sobre todo alumno de la carismática ENA (Escuela Nacional de Administración).

Su dedicación al estudio no le impidió la militancia política en el Partido Socialista Unificado de Michel Rocard. En aquellos años, el compromiso era muy serio, y los militantes incluso en la Francia democrática guardaban ciertas normas de discreción. Trichet eligió Justix como nombre de guerra, expresando su aspiración de alcanzar condiciones y derechos justos para los trabajadores.

El hoy presidente del BCE ha incorporado muchas de las ideas de la cultura anglosajona de la economía de mercado, pero sin renunciar a su formación francesa. "Es un hombre que jamás se sitúa en los extremos en los debates sobre las cuestiones económicas. Siempre aporta gran cantidad de argumentos técnicos", señala un asiduo a las reuniones del Eurogrupo, Fondo Monetario o G-7, que se reúne hoy en Japón.

Trichet ha alternado su formación técnica con la pasión por las humanidades. Más de un banquero se ha sorprendido al conocer su pasión por poetas como el senegalés Lépold Sédar Senghor.

Su pasión por el conocimiento refuerza su esperanza por los cambios que espera de la globalización. En un reciente encuentro con periodistas en Bruselas, después de un viaje a China comentaba con cierta envidia: "Ustedes que son más jóvenes que yo van a tener mucha suerte, porque vivirán en un mundo con unos cambios impresionantes". Toda una manera sutil de expresar su confianza en la globalización, que lo ejemplificaba en su fascinación por la proliferación de marcas occidentales de lujo (Louis Vuitton, Gucci, Armani) en China, incluso en las ciudades menos importantes.

Jean Claude Trichet.
Jean Claude Trichet.SCIAMMARELLA

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