"Yo tengo un perder estupendo"
En el Mundial de Fútbol de Italia 1990, Michel le metió tres goles a Corea del Sur. Mientras celebraba el último, el madridista corría por la banda gritando "¡Me lo merezco! ¡Me lo merezco!". El domingo por la noche Maribel Verdú (Madrid, 1970), mucho más comedida, no llegó a tanto. Sólo dejó escapar un "Por fin" delante de los periodistas con su Goya a la mejor actriz, gracias a Siete mesas de billar francés, en la mano. A sus espaldas, cuatro candidaturas más (por Amantes, La buena estrella, La Celestina y El laberinto del fauno). Y una sensación generalizada de que se lo merecía y se le debía.
Con una tila con limón en las manos, feliz, con las maletas preparadas -el viernes se muda durante cinco meses, uno de ensayos y cuatro de rodaje, a Buenos Aires para protagonizar Tetro, la nueva película de Francis Ford Coppola- la actriz recibe las felicitaciones de los otros clientes y de los responsables de la cafetería, que para eso está debajo de su casa. Terreno local.
Pregunta. Si en 2007 descubrió el sabor de los premios, este año se los come todos.
Respuesta. Sí, he logrado el Ondas, el premio del Círculo de Escritores Cinematográficos, el Sant Jordi y el Goya. ¡El Goya! Alucino. No me lo esperaba en absoluto porque la favorita era Belén Rueda. Cuando hay dos candidatas por un mismo filme, el voto se divide. Y sin embargo me lo llevé. Sentí una felicidad tan grande...
P. Habrá que aprender a disfrutar el triunfo.
R. Yo tengo un perder estupendo, pero lo de anoche ... ¿Sabes? Con el tiempo he llegado a disfrutar más del camino, de la creación. Y ya me olvido de los estrenos.
P. Mucha gente siente que, como Martin Scorsese cuando ganó el Oscar con Infiltrados, a usted le debían el galardón por su carrera: lleva haciendo cine desde 1984.
R. Puede ser, pero a mí me hace mucha ilusión ganarlo con esta película. Además, Gracia Querejeta me llamó en un momento especial de mi vida. Me he currado mucho el papel, buscando sus matices... Y junto a Blanca Portillo. El filme no se entendería sin las dos. La una sin la otra no existe.
P. Algún Goya le habrá dolido perder.
R. El de La buena estrella. Sentí que le había fallado a Ricardo Franco [su director]. Le quería tanto...
P. Le premian por personajes de mujeres sufridoras, que se consumen en la pantalla.
R. Me deben ver un fondo de tristeza, ¡con lo que yo me río! Pues Miranda, mi papel en Tetro, va por ahí, de mujer que aguanta, que tira para adelante. Forma parte de una familia de inmigrantes italianos en Argentina. Francis Ford Coppola será estadounidense, pero es italiano en las maneras. Y ha visto en mi interior ese dolor.
P. Siempre se negó a emigrar a Hollywood, porque se sentiría lejana y huérfana.
R. En realidad voy a Buenos Aires, mi segunda casa. El peluquero, el maquillador... Son gente con la que ya trabajé en El niño de barro. Y aún así me asusta.
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