"Desde pequeña me señalaban en clase, me decían 'la jíbara"
Shiram Diana Atamaint Wamputsar (de 35 años) participa como primera diputada del pueblo shuar en el movimiento indigenista Pachakutik, que apoya al Gobierno ecuatoriano de Rafael Correa. Ha visitado Madrid para asistir a un encuentro entre líderes indígenas organizado por la Fundación Carolina.
Pregunta. Mujer, joven e indígena, ¿no son demasiadas barreras para llegar al Congreso?
Respuesta. No fue fácil convencer a los votantes. Encontré muchísimas resistencias, dentro incluso de mi propio pueblo, que desde Occidente se ve como machista, aunque yo no lo comparta. Tenemos roles muy definidos y salir de ellos resulta complicado.
P. ¿Representa una nueva generación de mujeres indígenas?
R. Tristemente, mi caso no es común. Hasta hace nada era la única de 100.000 shuar con una formación técnica superior. Sólo tenemos un abogado que se acaba de licenciar. Entre las mujeres hay enfermeras o profesoras, pero no doctoras.
P. ¿Cómo decidió entrar en política?
R. Participé en un encuentro de mujeres de la federación que querían escuchar mi experiencia como experta en el Banco Mundial (BM). Me pidieron que las representara: "Tú estás preparada", me dijeron. De niña veía mujeres embarazadas caminando con un cesto a la espalda, y encima de él otro niño, y un tercero caminando. Y me decía: soy parte de esta gente. Tengo privilegios y el deber de mejorar sus condiciones de vida.
P. ¿Y ha tenido que renunciar a mucho para ir al Congreso?
R. Mi carrera me costó el matrimonio. Ya tuve problemas cuando estuve en el BM. Trabajaba estrechamente con 22 hombres, y mi comunidad no siempre lo entendía. He pagado un precio demasiado alto, y sigo pagando. No tengo tiempo de estar en los cumpleaños de mis hijos, de 12 y 14 años, y eso no lo voy a recuperar.
P. ¿En el camino ha sentido el rechazo racial?
R. Siempre. Desde pequeña me señalaban en clase. Los niños me decían "la jíbara", pero si algo tenemos los shuar, una estirpe de guerreros reductores de cabeza, es la autoestima muy alta. Fui demostrando que era la mejor en muchas cosas... Mis logros me han dado satisfacción.
P. ¿Y que esa "jíbara" llegara a ingeniera y experta del BM no parece increíble?
R. Es fruto de un proceso. Mis padres comprendieron que la educación es nuestro futuro. Mi padre fue profesor y siempre le escuché decir que tenía que ser más que él. Vengo de una cultura guerrera; para nosotros la lucha es un valor social. Yo ocupo en política un puesto que le estaba reservado a los hombres. El primer día que entré en el Congreso vestí el atuendo tradicional y sentí que no era yo, sino la mujer amazónica la que conquistaba un espacio vetado.
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