Maestros creativos se unen en red
Un congreso de innovación educativa expone iniciativas punteras de las aulas
"El pan, ¿sabéis cómo se fabrica??. El profesor que sigue el modelo didáctico de la Red IRES no plantea soluciones sino problemas de investigación que el alumno ha de resolver tirando de matemáticas, química, lengua o historia. Pepe Martín, portavoz de IRES, lo cuenta en la sesión sobre Proyectos innovadores en centros, una de las 15 del I congreso de redes de innovación educativa celebrado este fin de semana en Madrid.
Son 251 asistentes y 84 colectivos que llevaban cerca de un año en el portal de Internet Innova (113 redes, casi 3.000 documentos, 2.700 usuarios registrados, una media de 1.145 visitantes y 8.177 páginas al día). Y que ahora pueden verse las caras, intercambiar experiencias y explicar su modelo de escuela. El que propugna el programa Filosofía para niños, presente en la misma mesa, se aleja de modelos tradicionales: los alumnos se sientan en círculo en torno al maestro, que se llama facilitador, y descubren mediante cuentos y novelas adaptadas a cada edad.
Si las exposiciones iniciales constatan que es posible enseñar y aprender de otra manera, el debate posterior pone en evidencia las dificultades. "Falta formación del profesorado", lanzan un par de maestros, "y la que hay no se ajusta a la realidad del aula", salta otro, "y no todos los profesores quieren cambiar", apunta un tercero. "A veces nuestros proyectos chocan contra estructuras organizativas e inercias que datan del siglo XIX", recuerda Angels Martínez, del Movimiento de Renovación Pedagógica País Valenciano, verbalizando una sensación que parece extendida: la de estar dándose de cabeza contra un muro. "Explicas tus ideas en un centro que tiene el mismo equipo directivo desde hace 18 años, y te contestan: 'Si todos están contentos, ¿para qué cambiar?", tercia Martín.
Alumnos que investigan
El tercer proyecto que se comparte en esta sesión del sábado se llama Aprendizaje significativo y pone, una vez más, el acento en alumnos activos que investigan, con la guía de su profesor. Se aplica en algunos centros de Islas Baleares y Canarias, y lo presenta María del Cristo Alonso, del Gobierno canario: "¿Por qué un chaval de 15 o 16 años va a rechazar aprender? Eso es absurdo. Quizás lo que rechace sea la propuesta para aprender que le ofrecen", afirma, crítica. Y una mano que se levanta: "Tengo chicos de segundo de ESO que no abren la libreta, que no quieren estar en el sistema. Tengo compañeros con clases de 33 alumnos de los que una parte no habla español y otra procede de familias desestructuradas. Bastante tiene con mantener el orden. ¿Cómo se puede innovar así?".
"La Administración debería ser más flexible y permitir a los centros que lo deseen que se organicen de manera diferente", contesta una voz. "También hay que formar a las familias", introduce un nuevo frente María Luisa, de Comunidades de Aprendizaje, que concibe el centro educativo como un espacio abierto a su entorno, del que toma y al que da. Sostiene eso de que "para educar hace falta toda una tribu", que es una de las coletillas del congreso. Otra se refiere al deseo de cambio. Y otra más a la vocación de "transformación de la sociedad".
Son redes heterogéneas, más o menos críticas con el sistema, más o menos consumidoras de Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC). Para la coeducación, contra la homofobia, de escuelas democráticas, de profesores de religión, sostenibles, rurales, de bibliotecas escolares. Movimientos de renovación pedagógica junto al programa Ciudadanía Global de una ONG como Intermon Oxfam...
Ha sido una puesta en común presencial que acaba con dudas sobre los objetivos, fines y contenidos de Innova en adelante. Sus promotores piensan en promocionar el portal por comunidades autónomas y en abrirlo a Latinoamérica. Concluyen que el primer paso está dado. Y que hay que seguir trabajando.
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