Ciencia a costa de sangre animal
Bush ha obligado por ley a trasladar a reservas a los primates tras usarlos para la experimentación - El debate sobre estas polémicas pero útiles pruebas está en pleno apogeo en la UE
George W. Bush ha firmado una ley por la cual todos los primates utilizados en experimentos no podrán volver a los laboratorios una vez que los abandonen, y se trasladarán a reservas, donde estarán atendidos y protegidos. Puede sonar a victoria pírrica, pero asociaciones ecologistas y de defensa de los animales consideran la aprobación de la ley un paso trascendental al tratarse de Estados Unidos, país que hasta el momento había anulado cualquier iniciativa de este tipo y que mantiene a decenas de miles de monos en laboratorios públicos y privados.
En la Unión Europea (UE), más de 12 millones de animales son utilizados anualmente para experimentar con fines científicos y comerciales. 12.000 de ellos son primates. A este orden pertenecemos también los humanos, de ahí que la investigación con macacos y otros monos, llevada a cabo por su desarrollo cerebral y cercanía evolutiva, desate las críticas más apasionadas.
Con los macacos se usa anestesia, asepsia y analgesia como con los humanos
"Las consecuencias de la prohibición para la medicina serían tremendas"
Los ensayos 'in vitro' y la simulación por ordenador son algunas alternativas
En la UE se usan al año 12 millones de animales para la experimentación
Sólo el 0,1% de los animales con los que se experimenta son monos
Las vacunas contra virus que sólo se dan en primates deben probarse en ellos
Cerca de una decena de primates no humanos (macacos en concreto) están en laboratorios de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Carmen Cavada, doctora en Medicina y catedrática de Anatomía Humana y Neurociencia del mismo campus, experimenta con ellos para estudiar su sistema nervioso y obtener avances en el tratamiento de dos de las principales enfermedades neurodegenerativas: Alzheimer y Parkinson. "Intentamos practicar con ratones, pero el cerebro de estos primates es el más parecido a los humanos y, por lo tanto, el que nos puede dar una información más fiable", comenta Cavada, que destaca también las excelentes condiciones en las que viven los macacos, para los que se siguen las mismas pautas que con los seres humanos a la hora de tratarles e intervenirles quirúrgicamente (anestesia, analgesia, asepsia). "No están en jaulas reducidas, son muy amplias, les cambiamos de habitación, les compramos juguetes, les ponemos música y ven la televisión, les escondemos la comida para que mantengan ciertos comportamientos y todo esto hace que a veces tenga la sensación de que intercambio sentimientos de sintonía con ellos", asegura la doctora. Pero el destino de la gran mayoría de macacos es el mismo, inducirles la enfermedad de Parkinson. "Es duro, pero necesario para saber cómo reacciona su sistema nervioso ante diferentes etapas de la enfermedad", concluye Carmen Cavada.
El debate sobre la prohibición o no de la investigación con primates no humanos está en pleno apogeo en la Unión Europea, cuyo Parlamento aprobó en septiembre del pasado año una declaración en la que se insta a la Comisión y al Consejo de Ministros "a establecer un calendario para sustituir el empleo de cualquier clase de primates en la experimentación científica por otras alternativas". Desde entonces, defensores y detractores de estos experimentos han desencadenado una intensa actividad como lobby para que la Comisión atienda o no los requerimientos del Parlamento y modifique la actual directiva sobre experimentación animal. "Las consecuencias de la prohibición serán tremendas e imposibles de cuantificar para el conocimiento básico y el progreso de la medicina, especialmente si pensamos en que se puede perder la batalla, aún no ganada, contra importantes enfermedades cerebrales", señala el presidente de la Sociedad Española de Neurociencia, Roberto Gallego, en una carta enviada a la Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea.
Entre otras motivaciones, el Parlamento Europeo basa su declaración en que el 80% de los europeos considera que el uso de primates para tales fines es inaceptable, que casi todas las especies de este orden comparten con el ser humano el 90% de su ADN y sufren enormemente en cautividad y que el 26% de las especies se encuentran en peligro de extinción. Pedro Pozas Terrados, presidente del Proyecto Gran Simio, impulsor en España de una proposición no de ley sobre el reconocimiento de los derechos de los grandes simios, abortada durante la presente legislatura, afirma que "la propia directiva de la UE que se pretende reformar con la iniciativa del Parlamento dice que la experimentación animal no debe llevarse a cabo si existe otro método científico razonable, satisfactorio y disponible que permita obtener el mismo resultado sin que intervenga el uso de animales". Y pone como ejemplos los ensayos in vitro, los estudios clínicos y epidemiológicos, la modelización por ordenador, los cultivos de células y tejidos y los experimentos con microorganismos.
El importante dilema que se crea con la experimentación con primates en medicina afecta a otras áreas, como la farmacéutica. En este caso, al contrario que en medicina, hay un freno en el reconocimiento expreso de estas prácticas. Algunas compañías, como Glaxosmithkline, niegan su utilización, pero la patronal en España, Farmaindustria, no descarta que pueda haber algún laboratorio propio o externo que ensaye con monos. Pere Puigdomenech, presidente del Comité de Bioética del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), afirma: "Toda experimentación con animales ha de basarse en el llamado principio de las tres erres (reducción, refinamiento y reemplazamiento), es decir, utilizar el mínimo número de animales, hacer los experimentos en las mejores condiciones posibles y reemplazar los animales por otros sistemas cuando esto sea posible. Esto se explica especialmente con los primates, que sólo deben utilizarse como último recurso, con una justificación muy específica y cuando no hay ningún otro modelo posible ni in vitro ni de un animal inferior. Hay algunos casos, como vacunas contra virus que sólo se dan en primates, humanos o no, (el sida, por ejemplo) en los que la experimentación sólo se puede hacer con ellos. Hay que identificar estos casos y delimitar mucho su uso, pero en ciertos escenarios puede ser inevitable". Roberto Gallego apoya esta afirmación y recuerda que "las vacunas contra la polio o los primeros avances en investigación con células madre se consiguieron gracias a estudios con primates". De nuevo es la declaración del Parlamento Europeo la que rebate la afirmación de este catedrático de Fisiología de la Universidad Miguel Hernández de Elche: "A pesar de las similitudes genéticas, existen importantes diferencias entre los humanos y el resto de los primates y, por tanto, los experimentos no pueden equipararse a la precisión de un estudio basado en el ser humano".
Oficialmente, en España nadie admite prácticas con monos dentro de otras industrias (cosmética, alimentación animal y humana, productos de limpieza). Guillermo Repetto, vocal de la Red Española para el Desarrollo de Métodos Alternativos -plataforma que agrupa a científicos, administración, industria y organizaciones sociales-, asegura que no le consta que haya empresas o laboratorios en España trabajando con primates fuera del ámbito de la medicina. "En nuestro país no hay más de 10 empresas especializadas en evaluación de compuestos en animales y todas cumplen estrictamente con la normativa de manejo y tratamiento de cualquier especie e incluso reciben cursos de formación por nuestra parte en el desarrollo de métodos alternativos", afirma Guillermo.
Como resaltaba Pere Puigdomenech, reducción, refino y reemplazo son las tres erres que, incorporadas al quehacer diario de industrias y científicos, intentan rebajar la presencia de animales en laboratorios dentro de la Unión Europea. Pero no lo consiguen.
El último informe de la Comisión Europea sobre estadísticas relativas al número de animales utilizados para experimentación y otros fines científicos en los estados miembros fue publicado a finales del pasado año, aunque toma datos de 2005. Es el primero que contabiliza las cifras de 25 países, por lo que se puede considerar que el incremento hasta los 12,1 millones de animales no es significativo. Pero sí lo es el referido a la UE-15, porque extrayendo los números referidos sólo a esos países con respecto a 2002 se han utilizado 340.000 animales más. La Fundación Altarriba Amigos de los Animales advierte de que la cantidad podría crecer en algunos millones. Según Matilde Figueroa, portavoz de esta organización, "en estas estadísticas hay que confiar en la buena fe de los laboratorios que emiten los resultados y que entregan a las administraciones autonómicas y estatales, lo que es mucho confiar; y, por otro lado, no se incluyen los animales que la industria militar utiliza en el desarrollo de armas de todo tipo, incluidas las biológicas y químicas".
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, organismo encargado del registro nacional de centros de cría, suministradores y usuarios de animales de experimentación (según un real decreto de 2005), es el que debe tener la información correspondiente a España, pero tras varios intentos para obtenerla no la han facilitado. Sí lo ha hecho la Generalitat de Catalunya, a través de su departamento de Medio Ambiente, que contabilizó en 2006 un total de 157.450 animales. La Federación de Entidades pro Derechos de los Animales y la Naturaleza (FEDAN) resalta también que "en sólo cuatro años, los animales utilizados en Cataluña han aumentado más de un 100%, ya que en 2002 fueron unos 77.700, lo que vulnera el espíritu de una ley de 1995 de esta comunidad autónoma obre protección de los animales utilizados para experimentación y otras finalidades científicas, que se inspira en el principio de reducción y prohibición de esas prácticas".
La gran mayoría de los 12 millones de ejemplares utilizados en la UE fueron ratones y conejos, con 9,36 millones (un 78%), seguidos a mucha distancia por anfibios y reptiles (15%), aves (5%) y équidos y otros animales de granja (1,1%). Los primates no humanos no llegan al 0,1%, lo que equivale a unos 12.000 monos, macacos principalmente. Por áreas de experimentación, la investigación y desarrollo en medicina, odontología y veterinaria y el control de calidad de productos e instrumentos en los mismos campos rebasó también los nueve millones de animales empleados. Donde sí parece notarse una disminución es en los apartados de aditivos de piensos y alimentos, cosmética y productos del hogar, que representan el 4,3%. Sin embargo, choca otro dato: entre los cosméticos y artículos de tocador la subida ha superado el 50%. Este resultado casa mal con una nueva normativa europea que presumiblemente entrará en vigor en 2009 y que prohibirá el uso de animales para testar este tipo de productos.
"Procter and Gamble lleva desde principios de los años noventa sin ensayar uno solo de sus productos en animales y sólo por imperativos legales los mantiene para algunos relacionados con fármacos y alimentación". Estas palabras de Fernando Hermoso, director científico de la multinacional, rebaten las campañas que numerosas asociaciones de defensa de los derechos de los animales realizan en contra de esta firma y de otras de renombre mundial, como Unilever, Colgate-Palmolive o Johnson and Johnson. Incluso, algunas de esas ONG, como Anima Naturalis, ha creado el Día Mundial contra Procter and Gamble. "Somos una marca muy conocida y les ayuda a trasladar a la opinión pública su contestación", replica Hermoso con resignación. Matilde Figueroa, de la Fundación Altarriba, puntualiza que "es muy posible que no se esté testando el producto final, pero con toda seguridad algunos de los componentes de los mismos sí lo fueron".
Antes de que llegue esa posible prohibición en 2009, la Comisión Europea advierte de que el número de animales descenderá en próximas estadísticas gracias al compromiso adquirido por administraciones e industrias. En la primavera del pasado año ya validó cinco nuevos métodos de experimentación para probar el grado de toxicidad de productos cosméticos, como cremas de maquillaje o jabones, que conllevarán la eliminación de las pruebas con animales y una reducción de los ejemplares empleados. Las alternativas manejadas, como la utilización de piel humana artificial, tejidos de mataderos o el cultivo de células, supondrá, según la Comisión Europea, el uso de 24.000 animales menos en experimentos de laboratorio. Y adelanta que hay en estudio otros ocho métodos para reemplazar completamente las pruebas que ahora se hacen en los ojos de los conejos vivos y que les provoca graves irritaciones.
Marta Saloña, doctora y profesora de Zoología en la Universidad del País Vasco, demuestra que en las prácticas de laboratorio con sus alumnos (otro lugar en el que tradicionalmente se practica con animales) tampoco es necesario echar mano de algunos representantes del reino animal. Y vivos, menos aún. "Primero intento demostrarles en vivo, en los hábitats naturales de la fauna, el comportamiento de algunas especies", señala. En el laboratorio, toda la docencia la llevamos a cabo con vertebrados inferiores ya muertos, por ejemplo, con peces procedentes de una pescadería o con invertebrados, nunca con animales vivos". Tanto Saloña como sus alumnos han recibido algún premio por otro método que evita el estudio directo con animales. Se trata de simulaciones por ordenador que, como indica la profesora, "sirven de base para las disecciones y para ejercicios de aula. Así, el único animal con el que experimentan es el ratón del ordenador".
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