Las constructoras echan chispas
Las compras a crédito en el sector de la energía pasan factura por la caída bursátil
Las grandes empresas de la construcción supieron anticiparse al fin del ciclo. Desde 2005, pero sobre todo en 2006 y 2007, ACS, Sacyr y Acciona apostaron por la diversificación. Entraron en el agitado sector de la energía convencidos de la bondad del negocio. ACS logró controlar la más pequeña entre las grandes eléctricas, Unión Fenosa (45,8%), y tomó una cabeza de playa en Iberdrola (7,2% directamente y 5,2% mediante equity swaps); Sacyr puso sus ojos en Repsol YPF (20,05%) y Acciona apostó por Endesa (25%), la compañía más grande y deseada de su sector.
Los constructores, acostumbrados al trato intenso con la banca, diversificaron su actividad a crédito. Solicitaron préstamos a las grandes entidades y los garantizaron con las acciones adquiridas. Los créditos garantizados con el valor de las propias acciones -con distintas condiciones y cláusulas de garantía- rondan los 20.000 millones de euros si se suman las operaciones realizadas por ACS, Sacyr y Acciona. Un dinero.
El apalancamiento de las compañías constructoras ha sido alentado durante los últimos años por las entidades financieras
El vaivén bursátil ha puesto de manifiesto la alegría con la que se cerraron gigantescas operaciones de compra en el sector energético
Sacyr firmó un crédito de 5.175 millones (para una inversión total en Repsol de 6.525 millones), ACS obtuvo 3.300 millones para su entrada en Fenosa y otros 2.800 millones para su apuesta en Iberdrola, mientras que Acciona obtuvo 8.200 millones para su gran apuesta con los italianos de Enel en Endesa.
El sistema de garantizar la inversión con los paquetes adquiridos era tan perfecto como simple. Pero sólo mientras la Bolsa subió. Ahora, cuando el valor de las acciones sube y baja de forma brusca, parece más problemático. Porque los bancos exigen garantías adicionales mientras las cotizaciones no recuperen un determinado nivel. Los presidentes de las grandes constructoras, desde Florentino Pérez (ACS) a Luis del Rivero (Sacyr), pasando por José Manuel Entrecanales (Acciona), temen que los mercados les obliguen a rascar el bolsillo más allá de lo previsto.
En el caso de Sacyr, las cláusulas de garantía establecían la obligación de aportar garantías adicionales en el caso de que las acciones de Repsol registraran, durante tres días seguidos, cotizaciones inferiores a los 21,8 euros por título. El pasado miércoles, Sacyr tuvo que confesarse con sus prestamistas. Aportó garantías adicionales de 480 millones para cubrir el descenso del valor de sus acciones en Repsol. Y lo hizo mediante la aportación de un 21,22% de la sociedad patrimonial Testa, propietaria de oficinas, hoteles y viviendas.
Las garantías adicionales no suponen la pignoración indefinida de activos, destacan en las empresas. Cuando el valor de las acciones recupere los niveles previos al desplome, las aportaciones se pueden rescatar. Pero el movimiento no deja de ser un aviso para los grandes inversores. Más si cabe para empresas como Sacyr, con un elevado endeudamiento (19.764 millones) y que ha llegado a sufrir unas minusvalías por su inversión en Repsol que superan los 1.500 millones de euros.
Para ACS, como para el resto, el momento tampoco es dulce. De acuerdo con los cálculos de JPMorgan, la pérdida del nivel de referencia en los títulos de Iberdrola podría suponer un desembolso para ACS de unos 254 millones de euros. Frente al dato negativo, el banco de inversión estadounidense destaca la solvencia de la empresa constructora, con reservas de efectivo, a finales de septiembre, de unos 3.600 millones de euros. Desde ACS, la visión es optimista: ningún problema en Unión Fenosa, en la que la constructora aún puede presumir de buen negocio (sus títulos se mantienen por encima de los 40 euros) y ningún problema por las caídas de Iberdrola que, a lo sumo, sólo pueden incrementar los costes financieros "por la recomposición de la estructura de la deuda" durante los días que dure la tormenta.
También la constructora Acciona muestra tranquilidad por su exposición en Endesa. Sólo si la cotización de la eléctrica cayera por debajo de los 25 euros por título estaría obligada a hacer nuevas cuentas.
En todo caso, el vaivén bursátil de los últimos días ha puesto de manifiesto la alegría con la que se cerraron gigantescas operaciones de compra en el sector energético. El apalancamiento de las constructoras ha sido sustentado y alentado durante años por las entidades financieras. Y ello les ha servido para adquirir empresas de su sector, así como tomar participaciones en entidades financieras -Sacyr Vallehermoso lo hizo en su día en el BBVA- y en compañías energéticas, además de convertirse en operadores de autopistas y aeropuertos en países principales de Europa y América.
Con la crisis azotando los mercados bursátiles y financieros, parece, en cualquier caso, que sigue siendo válido el dicho de que "si debes un millón al banco, tienes un problema, pero si debes 1.000, el que tiene un problema no eres tú, es el banco".
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