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Narbona critica que la política de agua del PP es "nula" con el medio ambiente

La ministra defiende la venta del agua de Carboneras para consumo urbano

La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, arremetió ayer contra la política de aguas que propugna el PP, que, en su opinión, ni es la del futuro ni la que dicta la Unión Europea, y defendió que Cataluña pueda recibir agua de la desaladora de Carboneras (Almería) mientras construye su propio equipamiento. Narbona, que clausuró un panel científico sobre política de aguas en la Universidad de Sevilla, se mostró extrañada de la polémica en torno a la posible venta de agua de Carboneras para abastecimiento urbano, en especial por parte del PP. El líder andaluz de este partido, Javier Arenas, dijo ayer al respecto: "No se puede dar lo que no se tiene, aquí no nos sobra ni una gota de agua y en Almería ni siquiera están hechas las conducciones para distribuir el agua desalada".

La ministra señaló que el agua no sobra en ninguna parte, ni en el norte ni en el sur, por lo que pensar que en algún sitio hay excedentes y que se tira es un error. Recordó que el criterio de la UE es que los trasvases sean "la última solución" para resolver las carencias de agua y, agregó que pese a que el PP considere el trasvase del Ebro como un "gran icono" en política hidráulica, es una obra que no se realizará "ni con este Gobierno ni con otro" porque no contará con financiación comunitaria.

La socialista aprovechó para deslizar una pulla hacia el número dos de la lista del PP de Madrid, el ex presidente de Endesa Luis Pizarro, aragonés, que combatió con "ardor" el trasvase. Narbona se preguntó qué es lo que defenderá en las filas populares. Según ella, la desalinización es básica en la política hidráulica, ya que garantiza que todos los ciudadanos van a poder disponer con seguridad de agua, al tiempo que destacó que el Gobierno del PP construyó Carboneras sin las conexiones para los usuarios. "En esta legislatura el ministerio y la Junta están ejecutando una inversión de 140 millones de euros, la planta ya produce en un 18% y en dos años llegará al 80%", agregó.

La ministra señaló que para el próximo gobierno el reto es configurar una política de agua basada en consideraciones ambientales, económicas y sociales, diametralmente opuesta a la desarrollada por los gobiernos del PP, sustentada en la obra hidráulica y con "nula" consideración al medio ambiente y la economía. Además de la reforma de la Ley del Agua, una de las asignaturas pendientes, según Narbona, es la regulación de las aguas subterráneas, "las grandes olvidadas". Reconoció que es muy difícil controlar las extracciones, aunque citó el avance que supone el acuerdo entre la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y la Junta, de modo que todas las extracciones tengan que contar con un informe favorable de la confederación.

Precisamente las conclusiones de expertos, realizadas por el profesor Leandro del Moral y Nuria Hernández, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, critica la persistencia del desgobierno de las aguas subterráneas, que facilita su uso, mientras el acceso al agua desalada es mucho más costoso.

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