Mario Camus vuelve cinco años después en bicicleta

El veterano cineasta Mario Camus (Santander, 1935) se toma las películas con calma. A estas alturas, afirma, le "importa un bledo que la gente se aburra" y se toma su tiempo. Como en El prado de las estrellas, su primer estreno en cinco años, que trata de homenajear el mundo del ciclismo y la vida del campo. Álvaro de Luna y el debutante Óscar Abad están nominados a los Goya que se celebran el próximo 3 de febrero, como mejor intérprete masculino y actor revelación, respectivamente.

La historia transcurre en la Cantabria de hoy, entre paisajes que sufren especulación urbanística y jóvenes sanos (nada de dopaje, ni por asomo) que entrenan duro por sus puertos para convertirse en ciclistas profesionales. "La publicidad que se está haciendo hoy al ciclismo es muy mala, se pone todo en entredicho, se habla más de los médicos que de los deportistas... ¿Que si el ciclismo tiene ética? A raudales, tiene imágenes tan impresionantes como El cantar del mio Cid, argumenta Camus, aunque asegura que su intención no era rodar una película reivindicativa. Para encarnar este deporte buscó a un joven que fuera capaz de resistir tomas interminables subido a una bicicleta, requisito que cumplía el ciclista Óscar Abad. "Ha sido un lujo empezar en el cine de la mano de Camus", comenta el actor. "Fue capaz de tranquilizarme, junto al resto del equipo, cuando llegué el primer día al rodaje lleno de miedo y nervios".

Completan el reparto Marián Aguilera, José Manuel Cervino, Antonio de la Torre, Rodolfo Sancho y Mari González, cuyas vidas cruzadas casi forman parte del paisaje lluvioso de Cantabria.

Director perfeccionista

Si tuvieran que definir la técnica del cineasta, los intérpretes coinciden en una palabra: "perfeccionismo". "Mario es minucioso, pero no preciosista. No pide pruebas a los actores durante la interpretación. No hace una tómbola de las distintas posibilidades de gesto frente a la cámara. Usa la precisión de lo que quiere contar", asegura De Luna.

Para Marián Aguilera, esto entraña un riesgo: "Camus es muy perfeccionista. Cuando todavía no sabes qué es lo que busca en un actor, es complicado. Pero cuando poco a poco lo entiendes, puedes disfrutar con la interpretación". Su personaje, hermana del ciclista, encarna la juventud que se va de los pueblos y busca aventuras más allá, tanto en lo profesional como en lo personal. Rodolfo Sancho y Antonio de la Torre son los dos pretendientes (uno en el pueblo y otro en la ciudad) que a su manera intentan retenerla. "Mi primer papel en el cine fue a los seis años, en Los desastres de la guerra, y fue con Mario Camus", explica Sancho. "Con él puedes dejarte llevar, con la confianza absoluta en la dirección. Sabes que lo que te indica es correcto".

El prado de las estrellas, que llega hoy a los cines, es el nombre de la colina donde Álvaro de Luna cuida el ganado desde niño con las únicas pertenencias del firmamento. El mismo prado que va a ser vendido para construir una urbanización.