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"Un grupo de niños soldado le cortó las manos y los pies"

Un testigo relata las atrocidades cometidas en Sierra Leona en el juicio que se sigue en La Haya contra Taylor

Isabel Ferrer

"Varios niños soldado acorralaron a un chiquillo y lo arrastraron hasta un tronco cercano. Gritaba desesperado y lloraba preguntando qué había hecho, mientras le cortaban las manos y los pies. Al final, lo cogieron por los muñones entre todos y lo arrojaron a un sumidero", declaró ayer Alex Tamba Teh, sacerdote sierraleonés superviviente de una masacre de civiles perpetrada por el Frente Revolucionario Unido (RUF), guerrilla supuestamente apoyada por el ex presidente de Liberia, Charles Taylor. Una de las singularidades del proceso del Tribunal Especial de Sierra Leona que sigue contra Taylor (se celebra en La Haya para no desestabilizar África Occidental) es que ni siquiera sus abogados niegan estas crueldades, lo que rechazan es su participación.

El problema jurídico que ello entraña a la hora de demostrar que sí lo hizo, que con las armas pagadas con diamantes alentó tan sangrientos festines, deberá resolverlo la fiscalía. Para la comunidad internacional, que tiene a su favor haber presionado para que se le juzgara, queda la derrota moral de no haber evitado hechos como los relatados.

Según sus recuerdos, Tamba Teh formaba parte de un grupo de 250 civiles cercados por el RUF en el distrito diamantífero de Kono en 1998. Los hombres fueron separados de las mujeres y los niños, y unos cuantos perecieron enseguida a tiros. Un comandante rebelde llamado Rocky le dijo que rezara por los vecinos antes de abrir fuego contra ellos con una ametralladora. A continuación, un grupo de niños soldado recibió la orden de decapitar a los muertos.

Crímenes de guerra

"Algunos eran críos de 12 años que apenas podían cargar con las armas que llevaban", dijo Tamba Teh, sin poder explicarse aún por qué no le mataron. El religioso no vinculó a Taylor con los hechos relatados ayer ante el tribunal, que son el nexo esencial para que la fiscalía pruebe los 11 cargos de crímenes de guerra y contra la humanidad que le imputa. La defensa aprovechó para quejarse de la acusación "por distraer la atención con historias llamadas a presentar a su cliente como un monstruo".

Las cosas cambiaron con el tercer testigo, que empezó a declarar ayer. Se llama Varmuyan Sherif y fue jefe de seguridad de Taylor entre 1997 y 2000. Tranquilo y vestido con un atuendo tradicional africano, explicó cómo el ex líder liberiano le mandó a Sierra leona a encontrarse con Sam Bockarie, jefe militar del Frente Unido Revolucionario. Éste, apodado Mosquito, por su habilidad para atacar de improviso a sus víctimas, fue llevado ante Taylor "que le dio dinero y un teléfono vía satélite".

Más de 250.000 personas murieron en Sierra Leona y Liberia en unas guerras financiadas por los diamantes de sangre, cuyo principal instigador habría sido Charles Taylor. Cuando el RUF lograba el control de las minas de Kono, podían conseguir hasta 125 millones de dólares anuales para comprar armas.

El ex presidente de Liberia Charles Taylor (derecha), en el juicio.
El ex presidente de Liberia Charles Taylor (derecha), en el juicio.AFP

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