La tierra sería sólo un píxel vista por un extraterrestre
Si un extraterrestre, desde uno de los muchos planetas extrasolares que se han descubierto, apuntase hacia la Tierra un telescopio como los que se están desarrollando ahora, nuestro planeta no sería más que un píxel en su fotografía. Aún así, se podría llegar a saber que en la superficie de este cuerpo hay tierra y océanos, incluso averiguaría algo sobre la dinámica atmosférica y tal vez cuánto dura un día terrestre. Esto dicen unos científicos a partir de un estudio sobre las posibilidades que brindan a la astronomía futuros observatorios para estudiar los más de 200 planetas extrasolares que se conocen y los muchos más que previsiblemente se encontrarán.
Hasta ahora, se conoce la existencia indirectamente, no porque se vean (un planeta es un cuerpo muy oscuro y muy pequeño, prácticamente indistinguible, alrededor de un cuerpo más grande y brillante que es la estrella). Pero los planetas alteran ligerísimamente el movimiento del astro. Es lo que detectan los astrónomos. En algún caso han medido cómo la estrella se oscurece un poquito cuando el planeta se cruza delante de ella.
Cambios en el tiempo
Sara Seager (del MIT estadounidense), junto con Enric Palle, del Instituto de Astrofísica de Canarias, y Eric Ford, de la Universidad de Florida, ha intentado determinar qué información podrán sacar los astrónomos de los datos -limitados- que capten los telescopios dentro de unos años, y su conclusión es que "se puede aprender mucho si se estudia a fondo un solo píxel y cómo cambia en el tiempo". Por ejemplo, en planetas que tengan continentes y cuerpos con líquido en la superficie y nubes en su atmósfera, la idea es identificar patrones que se repitan y a partir de ellos intentar calcular el período de rotación del cuerpo por el brillo asociado a las nubes, o incluso si debajo de las nubes hay continentes.
En estos análisis sería imposible distinguir muchos cuerpos, advierten Seager y sus colegas. Un cuerpo helado con mares de metano, como la luna Titán de Saturno, y otro caliente con océanos de silicatos fundidos, se verían igual.
Astrophysical journal va a publicar este estudio que, de momento ha sacado en su versión en internet. El trabajo, explica el MIT, se ha financiado en parte con un proyecto Ramón y Cajal español, de Pallé, y con una beca de la NASA que tiene Ford.
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