Venta, reventa y preventa
La compra masiva de las entradas del nuevo concierto de Bruce Springsteen en Madrid simboliza la realidad del gran negocio del directo en España
"Vendo boli marca Bic. Con la compra del boli regalo dos entradas para el concierto de The Boss en Barcelona el día 19-07-08". La oferta colgaba ayer de la página de subastas www.ebay.es. El precio del bolígrafo era de 197,50 euros.
Mientras se pujaba virtual y veladamente por los agotados pases para el concierto en Barcelona del jefe, las colas eran la noticia a las puertas de las tiendas que vendían las entradas para el concierto de Bruce Springsteen, en el madrileño Santiago Bernabéu, del próximo 17 de julio. El papel se puso a la venta a las 10.00. Y voló. Como era previsible. Se colocaron 46.817 entradas (a precios entre 56 y 71 euros). En sólo cuatro horas, según informó la promotora a Efe. Calculadora en mano, sale a tres tiques vendidos por segundo.
Los compradores podían adquirir un máximo de seis entradas. Y podían hacerlo por dos vías distintas. La que escogió David Fernández fue la de toda la vida: plantarse en la cola de un comercio del centro de Madrid a las seis de la madrugada y estar hasta las once bajo la lluvia y "pasando mucho frío".
La otra, adquirirlas por teléfono o en Internet con un cargo de nueve euros por gestión. En esos foros, el equivalente a la cola interminable es este mensaje: "En este momento hay demasiados usuarios comprando simultáneamente". "La advertencia se debe a que limitamos el número de clientes que tienen acceso simultáneo y de este modo evitamos que se colapse el sistema y afecte a otros canales de venta", explica Xavi Bolívar, director de sistemas de Ticktackticket, web encargada de la venta de entradas para este concierto y perteneciente al gigante estadounidense Ticket Master. Lo que Bolívar no explicaba es el número de usuarios tope para el servicio. "Es una información confidencial", aseguró.
Lo seguro es que algunos de esos billetes acabarán en la célebre página de subastas vendidos camuflados bajo la apariencia de un insignificante boli. Es el llamado "mercado secundario de entradas". La Sociedad General de Autores carece de datos sobre el dinero que mueve en España, y, al ser una práctica ilegal (por eso lo de vender el boli y regalar las entradas), los vendedores son en su mayoría pequeños compradores que ofrecen uno o dos billetes.
Caso muy distintos es el del Reino Unido, donde las alarmas saltaron en mayo. Radio 1, emisora pública británica, había organizado un enorme festival gratuito, que bautizaron The Big Weekend. Para conseguir una de las 30.000 entradas había que rellenar un formulario en la Red y participar en un sorteo. Se presentaron medio millón de peticiones. A los pocos días, en eBay las entradas gratuitas costaban 280 euros. El Gobierno británico intervino. "eBay debería dejar de vender entradas. Si los artistas no hacen dinero con este evento gratuito, ¿por qué deberían hacerlo los reventas?", declaró Shain Woodward, ministro para las Industrias Creativas.
La legislación británica, al contrario que la española, no castiga la reventa de entradas para conciertos. El "intercambio" de billetes entre particulares es un gigantesco mercado que mueve en Europa y Estados Unidos al menos 7.000 millones de euros al año a través de la Red.
Sólo en el Reino Unido el directo mueve unos 650 millones de euros al año y la reventa, 270. En noviembre, la gira de las Spice Girls generó tres millones de euros en reventa. Es un mercado tan lucrativo que incluso ha dado lugar a tixdaq.com, web que proporciona información en tiempo real sobre oferta, demanda y fluctuación del valor de las entradas. Algo así como un Nasdaq de la reventa.
Tanto negocio oculto quizá sea la justa respuesta a, como señalan algunas voces en el Reino Unido, los malos hábitos creados por la propia industria del directo. Si no, pregunte a Pablo. Es madrileño y ha puesto a la venta en un foro dos entradas para el concierto de The Cure en marzo. "Tengo una boda y me es imposible ir ese día. ¿Los organizadores me van a devolver el dinero? ¿A que no? Pues por eso yo ofrezco lo que tengo. Empecé cobrando lo que había pagado, para no perder pasta. Pero si hay quien me ofrece más no entiendo por qué no debo aceptarlo".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.