Cultura "entiende" el malestar de la baronesa Thyssen con Gallardón
Carmen Cervera amenaza con trasladar la colección a otra parte de la ciudad
La batalla abierta el lunes contra el plan municipal para el eje Prado-Recoletos se recrudeció ayer con el anuncio de guerra total por parte de Carmen Cervera, presidenta del patronato del Museo Thyssen. Cervera aseguró que si el plan se materializa, buscará otro lugar en Madrid para la colección, lejos de la contaminación y del tráfico.
El ministro de Cultura, César Antonio Molina, intervino acto seguido para dar un contundente golpe al plan del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. En declaraciones a la agencia Efe aseguró que su departamento "entiende el malestar expresado por Carmen Cervera". "Espero que ese proyecto no se lleve a cabo sin el acuerdo con el Museo Thyssen", dijo. Y por si hubiera dudas sobre su posición, añadió: "En el interés del ministerio estará siempre lo que resulte más beneficioso para el Museo Thyssen".
Cervera compareció a media mañana para explicar lo que considera inaceptable para la pinacoteca. "Nos oponemos totalmente. Es inaceptable y vamos a recurrir", advirtió. "Por lo que hemos visto [la baronesa afirma que no ha tenido ninguna información por parte del equipo municipal en el último año], lo único que parece que se salvan son los árboles del paseo, aunque sólo darán sombra a los coches, no a las personas. Pero todo el tráfico pasa por la puerta de este museo. Lo que el alcalde cuenta es una versión para niños en Disneylandia. Parece que es el único que no teme al calentamiento global y quiere convertir el Thyssen en una autopista".
A juicio de Guillermo Solana, conservador jefe de la Fundación Thyssen, el proyecto además no contenta a nadie. "Más que una presentación, lo que el alcalde hizo el lunes fue firmar el acta de defunción de un cadáver. Cuando el Estado español adquirió la colección, en 1992, contrajo unos compromisos muy serios. El Gobierno ha cumplido a la perfección. El Ayuntamiento tiene la obligación patriótica de colaborar y mantener las condiciones. El plan, las rompería. Cinco carriles delante del museo supondrían un gravísimo aumento de la contaminación y de la vibración. Los visitantes tendrían que atravesar toda una marea mecánica para llegar al museo. Aquí no tenemos ni un paso peatonal. Llegarán a la isla nadando sobre coches".
Tanto la baronesa, que volvió a confesarse apolítica, como Solana confiaron en la sensatez de la Comunidad de Madrid para frenar el proyecto. "Sé que a la presidenta [Esperanza Aguirre] este proyecto le parece banal", dijo Carmen Cervera.
¿Protagonizará la baronesa nuevas y vistosas manifestaciones contra el alcalde? De momento, la baronesa espera que el Ayuntamiento respete el periodo de información pública y puedan presentar sus alegaciones. Pero "si no se nos hace caso, algo habrá que hacer", respondió. "Los arquitectos municipales tienen que recapacitar. Parece que tuvieran manía persecutoria y que su única obsesión fuera eliminar las sombras".
Y si, en un suponer, las manifestaciones y actos callejeros no fueran suficientes para frenar el proyecto municipal, Cervera tiene una drástica solución: trasladar la colección a otro punto de Madrid que no sufra el impacto del tráfico que traería consigo el proyecto del alcalde.
¿Podría legalmente trasladar la colección? Si ésta corriera peligro, habría que buscar una salida, según el conservador jefe. Cervera cerró la masiva conferencia de presa asegurando que la negociación de su colección personal con el Estado español no ha avanzado. "No he podido ni tener vacaciones. Mucho menos he podido pensar".
Babelia
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