Polonia anuncia la retirada de sus tropas de Irak en 2008
El nuevo primer ministro apuesta por la UE y el euro
Polonia se sumó ayer al club de países que han decidido abandonar el polvorín iraquí. Donald Tusk, el nuevo primer ministro, aprovechó su discurso inaugural ante el Parlamento polaco para anunciar que cumpliría uno de sus compromisos electorales: la retirada de los 900 soldados desplegados en Irak. "El repliegue comenzará y terminará en 2008", detalló el líder de Plataforma Cívica, el partido que derrotó el 21 de octubre en las urnas a los gemelos Kaczynski.
Tusk defendió un programa de Gobierno de privatizaciones, con la vista puesta en la adopción del euro y de acercamiento a Europa y se desmarcó de la revolución cultural ultraconservadora del anterior Gobierno. "La gente lo que quiere es vivir en un país normal y tener un Gobierno normal", indicó Tusk.
El de ayer fue su primer discurso (duró tres horas), en el que se mostró decidido a acercarse a Bruselas sin distanciarse de Washington. Tusk anunció un cambio tranquilo destinado a reparar los estragos causados por los Kaczynski, también en el seno de la UE. Trabajará para mejorar las relaciones con la vecina Alemania e incluso con Rusia, furiosa por la colaboración de Polonia en el escudo antimisiles estadounidense, al que se refirió Tusk, dando prueba de su atlantismo al dejar claro que los planes siguen adelante.
El trabajo de reconstrucción diplomática lo va a llevar a cabo a través del diálogo y la negociación, dejando atrás la confrontación y las estridencias diplomáticas a las que acostumbraban sus predecesores. "Los polacos están hartos de conflictos, pondremos en marcha una política de acuerdos", indicó Tusk durante su discurso el político liberal-conservador, de 50 años.
A pocos metros de distancia, sentado en el hemiciclo, Jaroslaw Kaczynski, el rival derrotado, resoplaba al escuchar las palabras de Tusk. Faltó su hermano Lech, de viaje en el extranjero. Lech Kaczynski será presidente hasta 2010 y aunque con reducidos poderes, la cohabitación se perfila como una de las grandes dificultades a las que se enfrenta Tusk, decidido a evitar el conflicto a toda costa.
Prueba de ello es la primera concesión que Tusk hizo pública ayer y con la que pretende apaciguar al presidente, al menos durante algún tiempo: Polonia no firmará la Carta de Derechos Fundamentales del Tratado de Lisboa, como querían los Kaczynski. Fuentes próximas al Gobierno aseguran que a más tardar en un año el nuevo Ejecutivo aprovechará futuras negociaciones en la Unión para incorporar la Carta.
Pese al anuncio de retirada de tropas y a la declaración de intenciones sobre el papel que Polonia jugará a partir de ahora en la Unión Europea, el de ayer fue sobre todo un discurso de consumo interno. Para su país quiere un Estado que interfiera menos en la vida de los ciudadanos. En consecuencia, anunció una bajada de impuestos, una ola de privatizaciones que afectará a sectores como la sanidad, y en general un mayor protagonismo del empresariado. Prometió además una subida de sueldo para los funcionarios y un Ejército profesional para 2009.
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