Pakistán libera a 3.400 presos
Musharraf trata en Arabia Saudí de tender puentes con su rival Nawaz Sharif
El Ministerio del Interior paquistaní anunció la liberación de 3.400 presos políticos, en su mayoría abogados, jueces y miembros de la oposición, detenidos desde la declaración del estado de emergencia, el pasado día 3. Sin embargo, los más representativos de la lucha contra los abusos de poder del general Pervez Musharraf permanecen tras las rejas o en arresto domiciliario, como el depuesto presidente del Tribunal Supremo Iftijar Chaudry y otros cinco jueces de ese tribunal.
Hay unos 2.000 presos políticos y ayer se detuvo a 150 personas más
Bhutto y Sharif intentan presentar al general un frente opositor común
Las liberaciones se sucedían ayer por todo el país, al mismo tiempo que unas 150 personas eran detenidas en la sureña ciudad de Karachi. La mayoría son periodistas que se manifestaban contra las restricciones impuestas por el estado de emergencia y contra el cierre de las dos principales cadenas de televisión privada, Geo y Ary.
"Mientras siga vigente el estado de emergencia, asistiremos al juego de liberar a unos para encerrar a otros", afirma Bushra Aitzaz, esposa del senador y presidente de la Asociación de Abogados, Aitzaz Ahsan, que aún sigue encarcelado. Bushra encabezaba una pequeña protesta de la minoría cristiana de Islamabad contra el estado de excepción.
Un portavoz del Ministerio del Interior indicó que aún quedan en las cárceles unos 2.000 presos políticos, "que serán liberados en los próximos días". El anuncio, que pretende aplacar el creciente descontento, fue hecho cuando Musharraf emprendía vuelo hacia Arabia Saudí.
El general prevé tratar con el rey Abdalá bin Abdelaziz el futuro de su más feroz enemigo, Nawaz Sharif, primer ministro en 1999 cuando Musharraf dio el golpe de estado. Nawaz Sharif se encuentra en la ciudad saudí de Yeda desde que en septiembre pasado trató de volver a Pakistán, después de siete años de exilio, y el Gobierno ordenó su inmediata deportación.
El fracaso del acuerdo para repartirse el poder entre la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP), Benazir Bhutto, y el general Musharraf llevó a éste a enviar, el pasado día 13, una delegación a Arabia Saudí para buscar la "reconciliación" con Sharif. Sin embargo, el líder de la Liga Musulmana de Pakistán-N (PML-N) ha impuesto como condición para cualquier diálogo el levantamiento del estado de emergencia, la vuelta a sus cargos de los jueces del Tribunal Supremo destituidos y también que Musharraf se quite el uniforme militar.
La liberación de los presos, según el portavoz de Interior, es una señal de la buena disposición del Gobierno de relajar el estado de emergencia. Este mensaje de Musharraf no sólo va dirigido Sharif sino también a la comunidad internacional, que le exige que no frene el proceso de democratización del país. La Commonwealth, reunida en Kampala, estudia la congelación de la ayuda a Pakistán, y EE UU le ha advertido seriamente que quiere que levante el estado de excepción. [No obstante, George W. Bush respaldó ayer a Musharraf, diciendo que confía en su intención de conducir el país por la vía democrática, informa France Presse].
La crisis política es tan fuerte que fuentes diplomáticas en Islamabad consideran que el presidente paquistaní tratará al menos de mantener "contactos indirectos" con Nawaz Sharif durante su estancia en Arabia Saudí. El líder de la PML-N, de haber elecciones libres y democráticas, muy posiblemente las ganaría por un amplio margen.
Arabia Saudí, que vende petróleo a precio subvencionado a Pakistán y es uno de los grandes donantes de este país, se encuentra muy incómoda por la situación. Al parecer, el rey comunicó a Musharraf que no impedirá que Sharif vuelva a su país, ya que Bhutto, que también se exilió, ha regresado para participar en las elecciones.
Sharif y Bhutto, líderes de los dos grandes partidos paquistaníes y también enemigos viscerales entre sí, han estado en contacto estos días para tratar de presentar al general un frente opositor común. Entre las medidas que barajan para forzar la salida de Musharraf está el boicot a las elecciones generales, previstas para el 8 de enero.
El de Arabia Saudí es el primer viaje al exterior del general desde que declaró el estado de emergencia. Deja en casa una sociedad que hierve contra él y un Ejército empantanado contra los extremistas que se han adueñado del valle de Suat.
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