Sobre el federalismo
Quisiera mostrar mi apoyo al riguroso y valiente artículo del señor López Burniol (EL PAÍS 2-11-07) que plantea la necesidad de no cerrar los ojos a nuestra propia historia y a la diversidad real que subyace en el Estado español y por lo tanto de optar progresivamente por nuevas formas organizativas federales o sucumbir a planteamientos secesionistas.
Discrepo por lo tanto de las descalificaciones del señor Pérez Carrión, ya que el problema no está en borrar leyendas negras de los siglos XVI y XVII. Un Estado fuerte no se puede reducir a un mercado hipotético y a una Monarquía, ni tampoco a un conjunto de familias más o menos acomodadas acampadas por el país como decía Azaña. Ni el mercado fue nunca único, sino diverso, con áreas comerciales bien diferenciadas en el Mediterráneo, en el norte y en el sur de la península Ibérica. Ni se logró desde Felipe II la unidad de caja, y la unificación del Código Civil. Ni suprimir el gallego, el vasco, o el catalán como lenguas, aunque se puso mucho empeño para ello.
Profundizar en la historia nos permite entender por qué los problemas no resueltos vuelven a resurgir en nuestro presente. La historia de España distinta la podemos escribir todavía, y artículos como el del señor López-Burniol nos dan elementos de reflexión para conseguirlo.