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El Parlamento catalán pide el cese de Álvarez con la ausencia de Montilla

El colapso de las Cercanías de Renfe provoca la primera división del tripartito

Enric Company

Una exigencia protocolaria, la de asistir a la Conferencia de Presidentes de Regiones con Poder Legislativo (Regleg), fue la excusa que permitió ayer al presidente José Montilla ahorrarse votar no en el Parlamento catalán mientras los otros dos hombres fuertes de su Gobierno, Josep Lluís Carod (ERC) y Joan Saura (ICV-EUiA), votaban. La ausencia de Montilla le evitó asistir impotente a la aprobación por amplia mayoría de la petición de destitución de su correligionaria, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, como principal responsable política del colapso de las Cercanías ferroviarias de Barcelona provocado por las obras del AVE.

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Sólo los 36 diputados del PSC se opusieron a la petición, que prosperó con el apoyo de todos los demás grupos, 96 diputados, entre los que estaban tanto sus aliados de ERC e ICV-Esquerra Unida, como los de la oposición, CiU, PP y Mixto. Se registró la abstención, por error, de un diputado de CiU.

El líder de la oposición, Artur Mas, de CiU, pidió inmediatamente después a Montilla que "tome medidas" para recuperar la autoridad y el liderazgo perdidos tras haber sido "incapaz de cohesionar su Gobierno". Sin embargo, Mas evitó calificar la situación como una crisis del Ejecutivo catalán. Es la misma opción tomada por los tres partidos que lo forman. Los tres han decidido que esta evidente división no debe provocar una ruptura entre ellos, y así lo han proclamado. Argumentan, como ayer mismo hizo el portavoz de ERC, Joan Ridao, que "una cosa son las votaciones del Gobierno y otra las del Parlamento". Tanto ERC como ICV-EUiA quisieron mantener en la Cámara autónoma las mismas posiciones que defendieron en el Congreso de los Diputados en el debate del 31 de octubre sobre la crisis ferroviaria con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Y así, mientras Montilla presidía en otro extremo de Barcelona, en el Palacio de Pedralbes, la Conferencia de la Regleg, el portavoz socialista, Miquel Iceta, daba en el hemiciclo del palacio del Parque de la Ciutadella dos argumentos de peso para oponerse a la moción que, sin embargo, no evitaron la derrota de los socialistas. "No corresponde al Parlamento de Cataluña erigirse en instancia de control del Gobierno de España", afirmó en primer lugar. Recordó que, al hacerlo, se rompía una trayectoria que data de la restitución del Parlamento catalán en 1980. Y preguntó qué opinarían los diputados catalanes si los de otras comunidades pidieran dimisiones en el Gobierno de la Generalitat.

El segundo argumento de Iceta tenía también su miga, pero no insistió mucho en él, para que no le tomaran la palabra. Lo cierto es, dijo, que ninguno de los grupos que pidieron ayer la destitución de Álvarez donde no corresponde hacerlo, ha planteado la misma votación donde sí corresponde hacerlo: el Congreso de los Diputados.

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Los socialistas no ocultaban su disgusto por la división en el tripartito, que CiU y PP saborean como el primer tropiezo serio de Montilla. Y lo atribuyen a la necesidad de sus aliados, particularmente de ERC, de desmarcarse del PSOE a cuatro meses de las elecciones.

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