_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Recuerdo del 'Prestige'

Las huellas de la mayor catástrofe ecológica de España permanecen cinco años después

Afirma un estudio científico publicado estos días que las crías de gaviota nacidas un año y medio después de la marea negra del Prestige conservan restos de hidrocarburo en la sangre. La presencia de fuel en esas aves que no conocieron la catástrofe demuestra que la contaminación aún no ha desaparecido de la cadena alimentaria. Desde hace meses, se sabe también que los marineros que estuvieron en contacto con el chapapote sufren daños respiratorios a largo plazo. Son apenas dos apuntes que contradicen la impresión de que las secuelas del mayor desastre ecológico de España han desaparecido después de cinco años. Es cierto que no se han cumplido las previsiones más apocalípticas, y que hoy la costa está limpia, el sector pesquero se ha recuperado y la economía gallega vive el periodo de crecimiento más prolongado de su historia. Pero el rastro permanece, por poco visible que resulte ahora.

Entre los asuntos sin resolver, ninguno tan llamativo como ese sumario empantanado en la pequeña localidad de Corcubión (A Coruña) y que todavía hoy no tiene fecha prevista para celebrar el juicio. Si el naufragio de 2002 evidenció las limitaciones de un Estado moderno para afrontar catástrofes, el tambaleante paso del proceso judicial es una muestra más de la incapacidad de la justicia española para resolver en tiempo razonable cuestiones de enorme trascendencia social, económica y política.

Es en el aspecto político donde tal vez permanezcan más visibles las secuelas de la marea negra en Galicia. Hasta el ex presidente Manuel Fraga ha admitido que fue ese suceso el que acabó sepultando sus 15 años de gobierno y abrió la puerta a la coalición entre socialistas y nacionalistas que hoy dirige la Xunta.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Pero el recuerdo de la tragedia también ofrece apuntes de esperanza. No hay más que rememorar a los miles de personas que se movilizaron para limpiar la costa. O a los marineros que, abandonados a su suerte por un Gobierno noqueado, salvaron una de las mayores reservas marinas del planeta. Entre esos recuerdos luminosos también figura la movilización de la sociedad gallega, identificada de siempre con la resignación y la mansedumbre, que se inmunizó ante la manipulación informativa y respondió pacíficamente a la soberbia y negligencia de las autoridades.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_