Peligran los logros del plan contra la tuberculosis
Desde 1995 se han salvado 31 millones de personas, pero faltan inversiones
Con cerca de nueve millones de nuevos casos en 2005, 1,7 millones de muertos anuales y una de cada tres personas en el mundo infectadas, la tuberculosis (TB) podría haber tocado techo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La incidencia de la enfermedad disminuyó por primera vez en 2006 un 1%, un logro significativo aunque escaso, que puede peligrar de no ponerse freno a la coinfección de VIH y TB y al creciente número de personas con tuberculosis resistentes a los medicamentos de primera y segunda línea.
Y eso no va a ser posible, según se enfatizó en la 38ª Conferencia de Salud Pulmonar que finalizó ayer en Ciudad del Cabo (Suráfrica), si los planes globales contra la enfermedad siguen sin recibir los fondos necesarios para la expansión del tratamiento y para investigar nuevas técnicas de diagnóstico rápido o medicamentos y vacunas más eficaces.
De acuerdo con la OMS, se requieren 5.000 millones de euros al año, de los que faltan por financiar 3.000 millones. En total, el plan para 10 años (2006-2015) prevé una inversión de 50.000 millones, 8.000 de ellos para investigación y 42.000 para mejorar el diagnóstico y el tratamiento. "Aunque la incidencia es menor y se han salvado 31 millones de vidas desde 1995, el declive es demasiado lento. Sin nuevos instrumentos de diagnóstico y medicamentos, no acabaremos con la enfermedad", explica Mario Raviglione, director del programa Detener la TB, que recuerda que sólo un 62% de los enfermos son diagnosticados.
Con respecto a la tuberculosis multirresistente y la extremadamente resistente (unos 450.000 casos anuales), hacen falta 129 millones de euros este año y 379 el próximo, necesarios para salvar la vida a 134.000 pacientes y controlar la extensión de los brotes resistentes. La tuberculosis multirresistente es inmune a los medicamentos tradicionales y requiere otros, denominados de segunda línea, más costosos y tóxicos, a los que la TB extremadamente resistente se ha hecho también fuerte y contra la que apenas hay tratamiento.
Raviglione considera que el Objetivo del Milenio de frenar la extensión de la TB se puede conseguir, pero sin financiación (especialmente de los países europeos), la meta de reducir en 2105 el número de muertes a la mitad con respecto a 1990 y de acabar con la enfermedad en 2.050 es difícil. El responsable del plan incide en la necesidad de tener a mano técnicas de diagnóstico rápido de los brotes resistentes.
Otro de los factores que ha supuesto el aumento de casos de TB y que constituye por sí sólo una nueva plaga, es la coinfección VIH-tuberculosis. Se supone que un tercio de los 40 millones de personas con VIH están coinfectados con la bacteria de la TB. De los casi nueve millones de casos de TB en 2005, 600.000 eran seropositivos y 200.000 fallecieron. La mayoría de los casos se concentran en el África subsahariana, donde, según la OMS, hasta un 80% de los afectados de tuberculosis son también seropositivos. En este caso, los especialistas recomiendan una mayor colaboración de los programas nacionales para TB y VIH, que generalmente discurren en paralelo y con escaso contacto.
Según destaca Marcos Espinal, secretario ejecutivo de Detener la TB, "todos los enfermos de TB deberían ser cribados para el VIH". El diagnóstico de tuberculosis en una persona seropositiva es muy difícil. En muchas ocasiones, la persona con un sistema inmunológico deprimido no tiene suficiente esputo, su análisis resulta negativo o su tuberculosis es extrapulmonar.
La dificultad en el diagnóstico (mayor en el caso de niños) supone que tratamientos preventivos con isoniazida, que impedirían la infección de TB en seropositivos en un 40% de los casos, sean impracticables. Proporcionar el medicamento a alguien contagiado y no correctamente diagnosticado aumentaría los riesgos de generar resistencias, según recordó en Ciudad del Cabo Alasdair Reid, consejero del programa de las Naciones Unidas contra el sida. De ahí que el énfasis de la conferencia, de acuerdo con Raviglione, se haya puesto en la necesidad de buscar técnicas de diagnóstico efectivas, rápidas y de coste asequible. La técnica actual, basada en la observación del esputo al microscopio, data de hace 100 años y es insuficiente.
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