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El nacionalismo turco amenaza las reformas exigidas por la UE

La oposición critica la modificación del artículo 301, sobre libertad de expresión, por ser una "imposición"

Ana Carbajosa

Los barrios de Ankara son un mar de banderas rojiblancas. Los edificios engalanados con la enseña nacional son la expresión de un nacionalismo que estos días alcanza sus cotas más altas tras el órdago militar a la guerrilla kurda del norte de Irak y las fisuras entre los socios europeos sobre el ingreso de Turquía en la Unión. El exacerbado nacionalismo de un país, cada vez más orgulloso de sí mismo y reacio a las injerencias externas, amenaza con dar al traste con las reformas que Bruselas exige a los países candidatos con vistas a la adhesión.

"El terrorismo del PKK dificulta los cambios", dice el diputado Melen
El artículo 301 ha servido para procesar al Nobel Orhan Pahmuk

El artículo 301 del código penal, que castiga con penas de cárcel el insulto a la identidad turca, se ha convertido en el símbolo de las reformas políticas, económicas y sociales que exige Bruselas. "Ahora es muy difícil cambiarlo. Con el terrorismo

[los ataques del PKK], la gente se vuelve más nacionalista. Hay que esperar a que todo se calme". El que habla es Mithat Melen, diputado del Movimiento Nacionalista (MHP), que en las legislativas de este año ha regresado al Parlamento con un 15% de los votos. Y el artículo del que habla es el que sirvió para procesar al Nobel Orhan Pamuk y al periodista armenio Hrant Dink, asesinado el pasado enero.

La Comisión Europea exigió la semana pasada a Turquía la derogación o modificación del que considera "el artículo infame" para continuar el proceso de adhesión, porque, como se quejó el comisario europeo para la ampliación, Olli Rehn, "en una democracia europea no se puede tolerar que se persiga a escritores, periodistas, académicos y otros intelectuales por expresar una opinión crítica de forma no violenta". El pasado martes, unas horas después de la intervención de Rehn, el Gobierno turco anunció a través de su ministro de Justicia que enmendaría -en cualquier caso no aboliría- el polémico artículo.

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Oguz Demiralp, secretario de Estado turco para Asuntos Europeos, descarta cambios drásticos como la derogación y se queja de que muchos países de la UE tienen textos parecidos. Explica que el Gobierno más bien se inclinará por dar órdenes a jueces y fiscales para que se moderen en la aplicación del 301 y otros artículos y evitar conflictos con la Convención Europea de Derechos Humanos. El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan es consciente de que el problema no radica sólo en el 301. "Hay otras leyes que restringen la libertad de expresión y que saben que tienen que modificar", indican fuentes comunitarias en Ankara, que sostienen que la corriente nacionalista ha llevado a la justicia turca a una interpretación restrictiva de estas leyes en los últimos tiempos.

Erdogan sabe que la oposición, alentada por el todopoderoso Ejército turco, librará una fiera batalla para que no se mueva ni una coma del 301, cuya modificación consideran la rendición de Turquía a la UE. Todo lo que huela a imposición extranjera y más de Bruselas, con Chipre, el eterno enemigo dentro, goza de muy mala prensa en el país.

"A los partidos les resulta muy difícil vender unas reformas que vengan de Bruselas, lo viven como una imposición. La UE está obligada a hacer juegos malabares para que los turcos no se les vayan de las manos", dice Ayhan Kaya, del Instituto Europeo de la universidad Bilgi en Estambul. Lo mismo piensa Nukhet Sirman, de la organización de mujeres Kader. "Los gobernantes lanzan el mensaje de que lo que viene de la UE atenta contra la moral turca. Eso les permite por ejemplo aferrarse al modelo tradicional de mujer".

Euroescepticismo y nacionalismo se retroalimentan en una deriva que los partidos avivan con fines electorales. "Una de las claves es ver en qué sentido se pronuncia el Ejército, porque eso condicionará el comportamiento de la oposición. Si analizamos la aplicación del 301, en la mayoría de los casos se ha condenado a gente que ha insultado al Ejército", indica Kerim Balci, director del progubernamental Today's Zaman. "El Ejército es el motor del nacionalismo y utilizan al PKK para ganar lo que perdieron en las elecciones. Al Gobierno, el nacionalismo le sirve para mejorar las relaciones con el Ejército", sostiene Kaya.

Demiralp achaca el creciente euroescepticismo turco a la disidencia en el seno de la UE, capitaneada por Francia y seguida por Austria y Alemania que no ven con buenos ojos la entrada de Turquía. Los vaivenes europeos quedan reflejados en las encuestas, que indican que sólo el 40% de los turcos considera positivo entrar en la Unión, frente al 80% de hace tres años. El mismo estudio, de la German Marshall Foundation, señala que sólo un 26% cree que Turquía acabará por entrar en la UE.

Una joven con un broche de Ataturk y la bandera turca detrás.
Una joven con un broche de Ataturk y la bandera turca detrás.REUTERS

Debate europeo

- Los ataques de los separatistas kurdos del PKK han exacerbado el nacionalismo y el rechazo a las injerencias externas.

- El Gobierno ha anunciado que reformará el artículo 301, que limita la libertad de expresión, tal y como exige la Comisión Europea.

- El Ejército, motor del nacionalismo, y la oposición acusan al Gobierno de plegarse a Bruselas.

- Las reservas de algunos socios de la UE, como Francia, Alemania y Austria, hacia la adhesión de Turquía, alimentan el creciente euroescepticismo.

- Según una encuesta reciente, sólo el 40% de los turcos considera positivo entrar en la UE, frente al 80% de hace tres años.

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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