Dieciséis años para el traslado
Bilbao realoja a los vecinos de un deteriorado bloque de Atxuri
Cinco de las 32 familias que residen en los dos inmuebles de la plazuela de La Encarnación, en el barrio bilbaíno de Atxuri, que serán derribados para levantar pisos nuevos y un parque firmaron el pasado lunes las escrituras de las viviendas sociales en las que les va a realojar el Ayuntamiento. El resto lo hará en las próximas semanas. Algunos de los vecinos enseñaban el mes pasado sus deterioradas casas, que llevan 16 años aguantando sin una reforma fuertes humedades, a la espera de que se materializase la expropiación proyectada por el consistorio.
Según una de las vecinas, las casas no han sido reformadas desde 1991, cuando se planteó reurbanizar el barrio. "¿Cómo me iba a atrever a invertir un millón si dentro de una semana igual me la tiraban?", exclama. Se queja de que los pisos quedaron fuera de la ordenación, lo que le impedía acceder a subvenciones municipales. En su opinión, el Ayuntamiento ha acelerado ahora el proceso por la "presión mediática".
El consistorio achaca las quejas a "los nervios" al ver las nuevas casas
Su casa se ha ido deteriorando hasta el punto de que varias habitaciones son inservibles, con paredes enmohecidas y descascarilladas y techos movidos. Otra consecuencia de quedarse fuera de la ordenación, recalca, es que no han podido instalar ascensor, garaje ni gas natural.
Marta Ibarbia, directora de Surbisa, la empresa municipal encargada de tutelar las expropiaciones, matiza que hasta 2000 los pisos no quedaron fuera de ordenación. El pasado agosto, se concluyeron las viviendas sociales, pero ha habido que esperar hasta ahora porque "traspasar una vivienda social requiere la supervisión del Gobierno vasco". "Antes de 2000 se sabía que las expropiaciones iban a tener lugar y eso afectaba a varios edificios, pero sus inquilinos podían hacer obras y pedir subvenciones", aclara.
A Ibarbia le consta que otros vecinos han emprendido reformas y "han vivido dignamente". Atribuye las quejas a "los nervios al ver que las casas ya estaban construidas".
Los vecinos también criticaron que los servicios de limpieza no atienden el edificio, lo que ha motivado la aparición de cucarachas en el portal. "La suciedad no se puede achacar a los servicios municipales, porque pasan cada mañana", refuta la directora de Surbisa. La vecina que muestra su piso piensa que su situación se repetirá en otras zonas del barrio en los que "hay bloques que llevan cinco años fuera de la ordenación". "No dejamos abandonado ningún edificio", responde Ibarbia.
Tras "tantos años de espera", los vecinos preparan la inminente mudanza con una mezcla de alivio y de nostalgia. "Estamos deseando irnos porque esto no es vida, pero aquí hemos vivido cuatro generaciones. Además, si pudiéramos arreglarla sería preciosa, da pena dejarla por un piso nuevo de 70 metros cuadrados", lamenta la citada vecina.
Ahora que el realojo es una realidad, no quiere dar su nombre ni dejar que se fotografíe su vivienda. Otra residente del mismo portal se limita a expresar su entusiasmo por el traslado: "La situación era muy mala, pero estamos muy contentos porque por fin vamos a firmar. No tiene sentido hacer más ruido".
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