La fuerza de un país
No sé cómo puede haber alguien por ahí a quien no le inquiete que se vaya a juzgar a siete españoles en un país, cuyo presidente ha ido ya en persona a acusarles con el dedo ante el mundo por hechos muy graves sin ninguna prueba ni justificación. Y digo sin justificación porque la responsabilidad de los niños que se pretendía sacar de Chad es claramente de la ONG. No confundamos más las cosas. Los retenidos españoles desde el jueves sólo son trabajadores de una compañía aérea que es la que les adjudicó este servicio.
Hasta ahora, la tripulación española parece un juguete en manos de los maniqueísmos de un dictador y los intereses con Chad de la diplomacia francesa. No creo que tengan que ser unas auxiliares de vuelo y demás tripulación, inocentes en este enredo, quienes hayan de pagar por todos los agravios que secularmente Europa ha infligido a África. Esperamos que las actuaciones y contactos del Ministerio de Asuntos Exteriores se produzcan en todos los más altos niveles que sean necesarios para sacar a estas personas de allí. Que nuestro Gobierno tenga en cuenta que lo que ocurra con este caso será un reflejo de lo que somos y que la fuerza de un país también se mide por la capacidad de proteger y sacar de apuros a sus ciudadanos en el extranjero.
Quienes piensen que a ellos nunca les va a tocar pasar por algo así, que no salgan de casa. Éste es el momento de solidarizarnos con los tripulantes y sus familias al máximo.
