El emigrante Robinho

"Robinho [jugador brasileño del Real Madrid] también es un emigrante", ironizó ayer el secretario general de Cáritas Española, Silverio Agea, sobre la simplificación con que se trata muchas veces el fenómeno migratorio. El presidente de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal, José Sánchez, se había mostrado antes contrario a "la contratación selectiva" de inmigrantes que plantea la UE.

"Les robaremos sus cerebros [a los países pobres] y vendrán en aviones en preferente. Lo mismo que los futbolistas", reprochó el obispo Sánchez. En los sesenta del siglo pasado, estudió y trabajó 20 años en Alemania atendiendo a los 200.000 emigrantes españoles, junto a otros 100 sacerdotes de diferentes diócesis de España.

Sánchez preside hoy la Comisión de Migraciones de las Conferencias Episcopales Europeas y asume que la situación no tiene nada que ver con la que él vivió. Alemania, por ejemplo, controlaba las contrataciones en origen. En cambio, en España el número de emigrantes se ha multiplicado por cuatro en seis años, una cifra difícil de absorber con racionalidad y justicia. Criticó sobremanera las deportaciones masivas de los llamados ilegales. "Los aviones van tan llenos que no sé si pasarán por todos los tamices de un Estado de derecho. Tengo duda", dijo. A su lado, el obispo de la Rioja, Juan José Omella, reclamó la unidad de los partidos para afrontar "los desafíos de la emigración".

La red de 62.000 voluntarios y 4.000 trabajadores de Cáritas Española atendió en 2006 a casi 500.000 inmigrantes, con ayudas por valor de 50 millones de euros.