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Reportaje:

La crisis crediticia salpica a los más ricos

El FMI analiza lo sucedido para establecer mecanismos que permitan asegurar que las turbulencias no se repitan

Rodrigo Rato afronta esta semana la que será su última cumbre al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), en un momento teñido de incertidumbre. El optimismo rebosa en la sede del organismo financiero sobre las perspectivas a corto y medio plazo cuando el español anunció su dimisión. Cuatro meses después, el FMI se afana por entender lo sucedido en el mercado de crédito, para tapar las vulnerabilidades y establecer mecanismos que permitan asegurar que las turbulencias no vuelven a repetirse con la misma intensidad.

La patata caliente que deja Rato es una reforma que da más relevancia internacional al FMI y mayor voz a las economías emergentes
El FMI insiste que, a pesar de las revisiones, la economía global crecerá a un ritmo saludable y que las repercusiones de la crisis están contenidas
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"Cuando un huracán se acerca, es más difícil hacerse con un seguro para protegerse de la tormenta". Es el símil que utiliza Simon Johnson, director del departamento de investigación y consejero económico en el FMI, para representar la situación que se vive en la economía global, tras ver cómo los efectos de la crisis hipotecaria en EE UU se dispersaron de forma inesperada entre las economías más avanzadas del planeta.

Por eso, Johnson espera, de cara a la cumbre de otoño del FMI, que las turbulencias vividas en agosto y septiembre en los mercados financieros sirvan de aviso para navegantes, para que de forma constructiva se analice lo sucedido y se trabaje para preparar el sistema ante choques futuros. "Una vez que se desencadena la crisis, todo sucede muy rápido y es muy difícil adoptar políticas para recuperar el aliento", añade.

El FMI ya dice en voz alta que la crisis del verano por la congelación del mercado de crédito provocará una desaceleración en el crecimiento. Y eso, como indicó esta misma semana Rodrigo Rato, se notará especialmente en 2008. En este sentido, Simon Johnson explica que "los cortafuegos tradicionales -que deben prevenir que los choques financieros se dispersen entre países- resultaron ser menos efectivos que en el pasado".

Esta desaceleración de la que habla ahora el FMI, que contrasta con la euforia de hace seis meses, se traduciría en una revisión a la baja del PIB español de más de medio punto en primavera, con lo que se colocaría por debajo del 3%. Las filtraciones de sus proyecciones de crecimiento, que hará públicas tres días antes de su cumbre de otoño en Washington, indican que la economía española avanzará a un ritmo del 2,7%, frente al 3,4% avanzado en abril.

Mayor revisión

Esto convertiría a España en uno de los países sujetos a la mayor revisión, tanto en el club de los países de la zona euro como en el conjunto de la economía mundial. Para el resto del planeta, el FMI estaría proyectando ahora un crecimiento del 4,8% para 2008, lo que supone una rebaja de cuatro décimas porcentuales. Una revisión idéntica se haría para los países en Europa que integran la unión monetaria, que ahora queda en el 2,1%, frente al 2,5%.

La zona euro crecerá en todo caso dos décimas más que EE UU, que verá como su tasa de crecimiento baja casi un punto, del 2,8% al 1,9%. El FMI dice en todo caso que ese ritmo de expansión para el año próximo coincide con un proceso de ajuste suave. La Reserva Federal, en el acta de su última reunión del 18 de septiembre, en la que redujo los tipos de interés medio punto (4,75%), ya ha dicho que revisará a la baja sus proyecciones para 2008, y espera que para 2009 vuelva a colocarse por encima de su potencial, fijado en el 3%.

De confirmarse estos datos la semana que viene, sería la constatación sobre el papel de que los efectos de la crisis hipotecaria y el frenazo en el sector inmobiliario en EE UU también se está sintiendo fuera, en las economías más potentes del planeta. Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá y Japón también experimentarán recortes en torno a medio punto. Los mercados emergentes parecen esquivar mejor sus efectos, y son en este momento los principales motores del crecimiento mundial.

El organismo insiste en que, a pesar de estas revisiones, la economía global seguirá creciendo a un ritmo saludable y robusto, como dijo ayer Johnson. Y se habla incluso de que las repercusiones de la crisis financiera están contenidas. Otro de los factores que está contribuyendo a estas altas tasas de crecimiento global es la expansión de los países emergentes, especialmente China e India.

Johnson insiste en todo caso que es un "error" pensar que la euforia económica vista en el pasado durará siempre, por eso pidió a los gobiernos que aprendan de las turbulencias del verano y actúen "ahora". "Los eventos recientes deben ser una llamada de atención", remachó el economista. Los expertos del Fondo indican que la contención del gasto público debe ser una prioridad, sobre todo en economías emergentes, para evitar que futuras crisis tengan un impacto mayor del esperado.

La patata caliente

La incertidumbre en los mercados financieros no es la única patata caliente que deja Rodrigo Rato a su sucesor, el ex ministro socialista francés Dominique Strauss-Kahn. El español deja la institución en medio de un complejo de reforma, que tiene como objetivo recuperar la relevancia del organismo en la escena internacional y dar mayor voz a las economías emergentes, para darles el papel que les corresponde en el marco global.

Y mientras Rodrigo Rato afronta la que será su última cumbre, en la institución hermana, el Banco Mundial, se estrena el estadounidense Robert Zoellick, que sucede al polémico Paul Wolfowitz. El pasado miércoles cumplió 100 días en el organismo, que marcó con un extenso discurso en el que detalló los pilares sobre los que se sustentarán sus cinco años de mandato. Su visión, dijo, es contribuir a conseguir que el fenómeno de la globalización sea sostenible.

La fórmula que ofrece para conseguirlo es reducir la pobreza, apoyar el crecimiento económico de manera que respete el medioambiente y crear oportunidades para todos los individuos, desde los pueblos indígenas, pasando por las mujeres en los países en desarrollo, las poblaciones rurales pobres, especialmente en África, y los niños. Para ello, el Banco se propone desempeñar un papel más activo ante retos como el cambio climático, la lucha contra el sida o la malaria, y la ayuda al desarrollo.

Rodrigo Rato, director general del FMI, durante una reciente conferencia de prensa en Washington.
Rodrigo Rato, director general del FMI, durante una reciente conferencia de prensa en Washington.AP

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