La literatura catalana se coloca en el mapamundi
La feria se cierra hoy con un balance positivo para la invitada, pese a la polémica lingüística
"Ja som aquí... en català". La frase que saluda este año al visitante del stand de la agencia literaria Carmen Balcells (redactada por ella misma y jugando con la que pronunció el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas al regresar de su exilio en 1977) en la Feria Internacional del Libro de Francfort resume lo que ha ocurrido en esta edición que cierra hoy. Aunque lastrada por la polémica sobre la ausencia de escritores catalanes en lengua castellana en el año en que la cultura catalana ha sido la invitada de honor, la feria del sector más importante del mundo ha descubierto a los escritores en catalán.
Un paseo por los pabellones de los editores alemanes lo confirma: la imagen de Albert Sánchez Piñol en el stand de Fischer por su Pandora en el Congo comparte honores sólo con la de Naomi Klein; Jaume Cabré abre, por Les veus del Pamano, una de las entradas de Suhrkamp. La portada de la versión alemana de Pedra de tartera, de Maria Barbal, preside el espacio de la más modesta Transit. Sólo como Tahar Ben Jelloun y Richard Ford, Carles Porta ocupa con su trabajo de nuevo periodismo Tor cuatro páginas del catálogo de Berlin Verlag, que también tiene a Maite Carranza. Ellos, claro, han respondido: publicada en abril, Barbal ha vendido 40.000 ejemplares; Cabré, 15.000 desde agosto, con reimpresión ya de 10.000. De los 8.000 impresos de Tor, la editorial calcula que la mitad ya se han vendido en 30 días.
Son sólo tres casos de las decenas que se han dado estos días en la feria y a los que se unen victorias psicológicas importantes, como la inclusión por vez primera de autores catalanes (Cabré y Quim Monzó, que estrena sus Cien cuentos, sexto libro publicado ya en Alemania) en el prestigioso programa Das Blauen Sofa que desde 1999 se emite desde la feria para la cadena alemana ZDF. "Es evidente que los autores catalanes se han movido más este año y que estos éxitos en Alemania hacen de caja de resonancia", apunta Gloria Gutiérrez, de la agencia Balcells. Así, áreas de influencia de los alemanes como los holandeses han preguntado por obras como la de Víctor Català (Solitud, ya editada en alemán por Schimmer Graf) o por la propia Tor, mientras que El quadern gris, de Josep Pla (también en Suhrkamp, como Mercè Rodoreda), es objetivo de Gallimard, que también ha mostrado interés por Camí de sirga, de Jesús Moncada. Hace sólo dos días, una editorial islandesa se quedó con La pell freda, de Sánchez Piñol.
"Todo esto es un baño de autoestima de 10 años para la literatura catalana", admite el editor Isidor Cónsul, de Proa, que forma parte del Grup 62 participado por Planeta y que es uno de los más beneficiados por la eclosión. "Lo que hemos conseguido con todo esto es que los agentes y editores extranjeros no se asusten cuando hablas de un autor catalán", apunta Cristina Mora, encargada de la venta de derechos en inglés y que anuncia la venta firme a Five Leaves de K. L. Reich, de Joaquim Amat Piniella. Como otros en el sector, Mora lamenta la polémica ausencia de autores catalanes en castellano, si bien admite que eso quizá haya beneficiado la mayor atención a los autores en catalán. La contrapartida es la "oportunidad perdida", según otros editores, de mostrar la cultura catalana en pleno, con todo su peso. "¡Qué burrada habéis hecho!", le habría espetado una conocida editora al vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluís Carod Rovira, durante su visita a la feria.
En el sector editorial es mayoritaria la idea de que, con un poco de mano izquierda, se podría haber conseguido incluir a los autores catalanes en lengua castellana sin problema alguno, y que ello habría proporcionado mayor amplificación mediática.
Otro factor valorado negativamente ha sido el énfasis nacionalista con que se ha presentado a la cultura catalana en la feria y que ha molestado en Alemania, un país muy susceptible a ese tema. Lo amplio de la representación institucional en la feria ha sido también objeto de críticas. El PP anunció ayer que preguntará al Gobierno catalán en el Parlament sobre el coste de los desplazamientos de los seis consejeros que han asistido a la feria, un "despliegue" considerado por este partido "desproporcionado e injustificable".
Hay consenso entre los editores y agentes catalanes de que en Francfort se está recogiendo la labor de los últimos años impulsada por el Instituto Ramon Llull (IRL) a partir de las ayudas a la traducción (744.360 euros entre 2003 y 2006, y que sólo el último año ha dado 46 libros) o las subvenciones para llevar autores a la feria. "Todo esto nos ha dado visibilidad, pero tampoco es nuestra salvación", valora Ernest Folch, de Ara Llibres.
"Se tendrá que seguir con las ayudas a las traducciones", opina la comisaria del programa cultural, Anna Soler-Pont. Josep Bargalló, director del IRL, confirmó esa política anunciando que "Cataluña tendrá cada vez más presencia en más ferias de libros, como por vez primera en la Book Expo, en Los Ángeles".
Babelia
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