De la fusión al proceso interno

La paralización del proceso de fusión de las cajas vascas, BBK, Kutxa y Vital, ha devuelto a cada institución financiera a su realidad provincial. La crispación que ha creado en el escenario político el anuncio del lehendakari, Juan José Ibarretxe, de convocar el referéndum el 25 de octubre del próximo año ha hecho aparcar sine die un proyecto empresarial y financiero que llevaba pactado y acordado prácticamente desde 2005.

La palabra que mejor define la sensación en los cuadros directivos es decepción

A partir de ahora, los únicos movimientos previsibles en el seno de cada una de las instituciones financieras son las renovaciones en sus órganos de poder. Un movimiento que se producirá la próxima primavera, a finales de marzo o principios de abril, y que en Álava y en Guipúzcoa puede alterar algo los equilibrios de poder internos.

Fuentes conocedoras del complicado procedimiento interno de renovación de las asambleas predicen que en Álava se pueden producir desplazamientos de poder considerables hacia el PNV, aunque nadie aventura si serán suficientes como para tener el control de la asamblea y hacer peligrar la posición de su presidente Gregorio Rojo.

La palabra que mejor define la sensación en los cuadros directivos de las tres entidades vascas es decepción. A pesar de que el proyecto de la fusión siempre ha estado pendiente de un hilo político, los tres presidentes, Xabier de Irala en la BBK, Carlos Etxepare en la Kutxa y Gregorio Rojo en la Vital, habían acariciado estos últimos días con los dedos la opción de poner fecha al lanzamiento del acuerdo.

Primero fueron las elecciones municipales y forales. Los resultados hicieron perder al PP el Ayuntamiento y la diputación alavesa, desactivando el principal obstáculo que había tenido el proyecto.

Pero luego llegó el debate interno del PNV. Cuando parecía que su presidente Josu Jon Imaz había pegado un puñetazo en la mesa y frenado la iniciativa del lehendakari de retomar la consulta, las turbulentas aguas del nacionalismo democrático se llevaron por delante a Imaz, quien anunció que se retiraba de la política. Ibarretxe no sólo siguió con su discurso, sino que la pasada semana, durante el debate de política general puso fecha al referéndum dinamitando cualquier posibilidad de poner en marcha la Caja única.

El fracaso de ese camino deja ahora a los presidentes de cada caja frente a sus propios problemas. Si Xabier de Irala es quien mejor lo tiene, sin problemas internos y con una postura de solidez en sus órganos de poder, no pueden decir lo mismo ni Gregorio Rojo ni Carlos Etxepare.

Este último tiene al PNV enfrentado entre las dos sensibilidades que ahora mismo conviven en la centenaria organización. Pero además en la próxima asamblea general se va a encontrar con un mayor poder del PSE, merced a sus buenos resultados en Juntas Generales.

La próxima primavera las tres instituciones están llamadas a renovar el 50% de sus órganos. Las tres asambleas están formadas por el mismo número de miembros, cien. De ese centenar 42 son elegidos de entre los impositores, 20 de entre las entidades fundadoras, es decir, 10 del Ayuntamiento y 10 de la Diputación, 30 proceden de las corporaciones locales (ayuntamientos con oficinas) y ocho de los empleados. Se renueva la mitad de cada bloque. "Posiblemente Etxepare se sentirá más asentado si los socialistas refuerzan su posición y no lo hace el PNV más próximo a Joseba Egibar", profetiza un sindicalista conocedor del proceso de renovación.

En Álava la situación es tremendamente complicada ya que nadie se atreve a aventurar cómo va a quedar la asamblea tras la renovación. En la actualidad PP y PSE cuentan con el 63% de los asambleístas, frente al PNV que controla al 37%. Curiosamente Gregorio Rojo fue elegido con el apoyo indispensable de ELA, que en aquella época mantenía un duro enfrentamiento con los peneuvistas. Pero el próximo marzo seguramente no se va a poder repetir la plataforma de la pluralidad que agrupó a PP y PSE con buenos resultados. También es una incógnita el papel que jugará el sindicato nacionalista.

Casi todas las fuentes consultadas estiman, no obstante, que no va a haber movimientos definitivos, y creen que "Rojo va a seguir siendo necesario para formar una mayoría, o bien con el PNV para avanzar en la fusión, o con el PP para mantener el freno echado".

En cualquier caso los tres presidentes se han dado de bruces con el escenario que menos deseaban, el de aplazar el proyecto hasta la próxima primavera. En esas fechas, además de los problemas internos que se pueden crear en las asambleas de Guipúzcoa y Álava, los partidos estarán al borde de la campaña electoral de las elecciones generales. Es decir, sin la estabilidad que dicen necesitar para echar a rodar la fusión.