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Dos nuevos detenidos por la red de contrabandistas de piezas arqueológicas

El Grupo de Delitos Contra el Patrimonio Artístico de la Guardia Civil ha detenido en Sevilla a dos personas por su presunta relación con la red de contrabando internacional de valiosas piezas del patrimonio arqueológico desarticulada a fines del pasado agosto. Uno de los detenidos es el supuesto autor de los destrozos causados a una escultura de tamaño natural; el segundo arrestado es una perito acusada de un delito de contrabando, según fuentes de la Guardia Civil. Éstas han rehusado dar su identidad.

La Operación Dionisos se saldó en agosto con la localización de un centenar de piezas arqueológicas, romanas y griegas, de dudosa procedencia. Entre ellas había una rota en tres pedazos. "Algunas piezas, como la que hemos encontrado, no tenían salida por su alto valor en el mercado; así que han sido mutiladas para venderlas por partes y obtener un mayor beneficio económico", explicó en su día el capitán Miguel Ángel Villanueva, responsable del Grupo de Delitos contra el Patrimonio de la Unidad Central Operativa (UCO).

La escultura, que estaba completa, había sido mutilada separando piernas, busto y cabeza. En la tienda de antigüedades Félix, de la familia Bernáldez, en la avenida de la Constitución de Sevilla, fueron descubiertas dos grandes esculturas. "Las depositaremos en el lugar que decida el Ministerio de Cultura, probablemente el Museo Arqueológico Nacional", explicó el mismo oficial. La Guardia Civil continúa aún con la catalogación de las piezas y está cotejando la documentación incautada con la expedida por Cultura para detectar posibles falsificaciones.

Tres de los cuatro detenidos el pasado agosto en Sevilla eran miembros de una misma familia -abuelo, padre e hijo- dedicados al comercio de piezas arqueológicas, con tres tiendas en la ciudad, consideradas de "las más prestigiosas del país". Se trata de C. B. C., de 74 años; F. B. F., de 47 años; y A. B. S., de 25 años, los tres en libertad con cargos, mientras que el cuarto detenido era el húngaro W. T. V., de 54 años. Éste, que es marchante de arte con contactos a escala mundial, está acusado de proporcionar a los sevillanos la documentación y facturas falsas para blanquear las piezas y poder exportarlas. Utilizando tal cobertura, la red intentó vender dos esculturas de tamaño natural y varios cientos de kilos de peso cada una al Museo Arqueológico Nacional, de Madrid, por un millón de euros.

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