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Cémoi traslada la producción de chocolate y despide a 105 empleados

La francesa opta por no reconstruir la fábrica de Vallirana que se quemó

Se acabó el chocolate en Vallirana. Un mes después del incendio que destruyó completamente la fábrica de Cantalou en Vallirana (Baix Llobregat), la dirección comunicó ayer a sus 130 trabajadores que no reconstruirá la planta y que presentará un expediente de regulación de empleo (ERE) para 105 personas. Al grupo francés Cémoi, dueña de Cantalou, le sale más barato trasladar la producción a Perpiñán.

Cémoi explica, en un comunicado que la reconstrucción de la fábrica supondría un proceso "de tres a tres años y medio" y la adquisición de 46.000 metros cuadrados de terreno. El coste total de la operación se estima en 35,3 millones de euros, 18 millones para la adquisición de instalaciones y maquinaria, 11,8 para levantar la fábrica, 3 millones destinados a los trabajos previos de preparación del terreno y 2,5 millones para adquirir los terrenos.

Por tanto, la multinacional francesa ha transferido la producción realizada hasta el momento del incendio en Vallirana a otras unidades del grupo y ha preparado un ERE que afecta a 105 trabajadores de los 130 que empleaba Cantalou. El futuro laboral de este centenar de personas pasa ahora por aceptar el traslado que la empresa les ofrece, la mayoría a la nueva sede del grupo en Perpiñán (Francia), o negociar otro tipo de indemnización. La oferta de la multinacional prevé que los 25 empleados a los que no les afecte el ERE se empleen en las instalaciones alquiladas en Olèrdola (Vilafranca del Penedès), a fin de mantener las divisiones de logística, comercial, calidad, recursos humanos, finanzas y administración.

Engañados

Una mezcla de decepción e impotencia cundió entre los miembros del comité de empresa al conocer la noticia. "Llevábamos un mes luchando por que se arreglara esta situación, habíamos llamado a muchas puertas, el Ayuntamiento y la Generalitat nos dijeron que harían todo lo posible por ayudarnos, y ahora ocurre esto", se lamentaba la secretaria del comité de empresa, Ana Rubio.

Los trabajadores, según Rubio, se sienten engañados: "Nos tememos que tenían la decisión tomada desde el principio". También dudan de la oferta de movilidad. Primero porque la consideran difícilmente realizable por la "dificultad que supone dejar tú y tu familia el sitio donde vives". Y porque "meter a 80 personas en la fábrica de Perpiñán es prácticamente irrealizable, es demasiada gente para una empresa de esas dimensiones. Tiene muy mala pinta, parece una excusa para quedar bien", asegura Rubio.

En cuanto a las condiciones de los despidos, la propuesta de indemnización de 20 días por año trabajado que marca la ley es "insuficiente" para la sindicalista. Las negociaciones entre el comité y la dirección comenzarán el próximo lunes, cuando la multinacional presente el ERE en el Departamento de Trabajo.

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