Mejor guarderías que 'cheques-bebé'
Las reticencias de Izquierda Unida y Esquerra Republicana ante la ayuda por recién nacido prometida por el Gobierno ha tenido como consecuencia la adopción de una medida social en la dirección adecuada.
Los próximos Presupuestos del Estado incluirán una partida de 100 millones de euros destinados a crear nuevas plazas de guardería. Más allá de la cuantía pactada -apenas una duodécima parte del coste del cheque-bebé-, la importancia de la medida radica en que comienza a remediar una de las insuficiencias más notorias del Estado de bienestar en España, como es la educación infantil de 0 a 3 años.
El Gobierno y sus socios cuentan con que las comunidades autónomas aporten de sus propios presupuestos una suma equivalente a la que se acaba de acordar, con independencia de que la destinen a la construcción de nuevas guarderías o a concertar plazas en las ya existentes. Las comunidades deberían secundar la iniciativa del Gobierno central, ya sea a través de una u otra modalidad, arrinconando los intereses o prejuicios territoriales y de partido en favor de este paso destinado a colmar una carencia en las prestaciones sociales que afecta a la mayor parte de las familias y, en particular, a las mujeres que deben compatibilizar la maternidad y la vida laboral.
El próximo año culminará la universalización de la enseñanza entre los tres y los seis años. Frente al crudo electoralismo de la ayuda por nacimiento que anunció Rodríguez Zapatero en el último debate del estado de la nación, la universalización del tramo educativo inferior, el consagrado a los niños de menor edad, era el objetivo que tendría que haber adoptado cualquier Gobierno que apueste por la cohesión social. El acierto de esta decisión acerca de las guarderías contrasta con la frivolidad política que inspiró el cheque-bebé.
Tomando en consideración que los 100 millones de euros pactados permitirán la creación de 50.000 nuevas plazas de guardería, cuando las necesidades se cifran en 350.000, la partida de 1.250 millones de euros consagrada a las ayudas por nacimiento se revela como un despilfarro. El Gobierno debería ser consciente de que el mejor balance social que podría presentar en el futuro es el de haber universalizado la educación, no el de haber puesto en marcha un sistema de pedreas juveniles y familiares.
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