El precio de la leche
La Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea fue en su día víctima de su propio éxito. En una parte de un continente devastado por la II Guerra Mundial logró la seguridad alimentaria para sus habitantes. Tanto que luego tuvo que restringir la producción excesiva de algunos productos. Estos meses, el precio de la leche en España o de la pasta en Italia han vuelto a subir debido al aumento del valor de los cereales, derivado de una mayor demanda mundial para producir biocarburantes, la sequía en Australia o Nueva Zelanda y la creciente compra de productos lácteos por China e India.
La PAC se ha quedado desfasada respecto a una realidad ya no sólo europea sino global que ha cambiado en profundidad. Necesita una refundación, pero no en el sentido aún más proteccionista que sugiere el presidente francés Nicolas Sarkozy, sino para acercarla a las necesidades e intereses no sólo de los productores, sino ante todo de los consumidores. La Comisión se ha visto obligada a autorizar 3,9 millones de hectáreas para los cereales que habían sido retirados del cultivo. Es absurdo que, por las cuotas, España se vea obligada a un déficit de producción lechera equivalente a tres millones de toneladas, una tercera parte de su consumo.
El arranque de una revisión profunda de todo el presupuesto de la UE por parte de la Comisión Europea es una ocasión excelente para repensar la PAC. No se trata sólo de trazar una política agrícola, sino también de equilibrar las cuentas de cada país con la UE. Sería conveniente adaptarla más a la realidad del mercado mundial, ya que también de ellos dependerá que la UE tenga peso como potencia económica.
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