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El debate abierto en el PNV entorpece el despegue de la fusión de las cajas

Las tres entidades de ahorro consideran un "error" retrasar el proceso más allá de marzo

Pedro Gorospe

El debate interno abierto en el PNV y la apuesta del lehendakari, Juan José Ibarretxe, por convocar una consulta popular "exista o no ETA" han vuelto a complicar el despegue de la fusión de las tres cajas vascas. Si los resultados de las elecciones del pasado mayo, con el retroceso del PP en Álava, donde ha perdido el Ayuntamiento de Vitoria y la Diputación, parecieron despejar el terreno para esa operación, los socialistas, que siempre han apoyado la fusión, creen que los planes soberanistas del lehendakari y las incertidumbres que ha generado en la política vasca y en el propio PNV desaconsejan por el momento poner en verde el semáforo de la fusión.

Fuentes de las tres cajas sostienen que sería "un error" no iniciar el proceso antes del próximo mes de marzo. El proyecto empresarial está ya cerrado entre las entidades.

Otra vez la política. En 2005 fue el PP, que tenía un pacto con el PSE en la asamblea de Caja Vital, quien impidió que fraguara la fusión impulsada por los presidentes de las tres entidades de ahorro del País Vasco, Xabier de Irala, de la BBK, Carlos Etxepare, de la Kutxa, y Gregorio Rojo, de la Vital. El nuevo mapa político abierto tras las elecciones municipales, que oficializó el divorcio de socialistas y populares y dejó al PP fuera de las instituciones alavesas, había puesto otra vez el reloj de la fusión en marcha. Ahora es la incertidumbre creada por las intenciones de Ibarretxe y la orientación del PNV tras la anunciada retirada de Josu Jon Imaz la que amenaza con dificultar la operación. El PSE no descarta que el lehendakari vaya por libre y que, el próximo viernes, en el debate de política general, ponga sobre la mesa la consulta popular al margen de las previsiones legales. "No sería ese el mejor escenario para anunciar que las tres entidades se fusionan", advierte un dirigente socialista. Esta hipótesis, además, haría difícil cualquier apoyo del PSE al Gobierno en materia presupuestaria tras dos ejercicios consecutivos votando las cuentas del tripartito.

Las direcciones de las tres cajas tienen el proyecto de integración cerrado, con un protocolo de actuación con el que se sienten cómodos y en el que han dado respuesta a las demandas de cada uno de los territorios respectivos. Es decir, los órganos de dirección reflejarán la pluralidad de las asambleas provinciales y la caja resultante mantendrá la identificación con los territorios de las entidades integradas a través de un reparto de sedes y la territorialización de la obra social. El acuerdo cerrado entre los presidentes rediseña la futura asamblea general fusionada, al ampliar los 100 miembros que tienen ahora las asambleas de las tres cajas a un total de 150 miembros en la asamblea de la fusionada.

El tiempo apremia

Sólo falta elegir el momento para lanzar una operación que, además, cuenta con la bendición de todos los partidos (excepto el PP), la patronal vasca, los sindicatos e incluso el Banco de España. El portavoz del PP en las Juntas Generales de Álava, Javier de Andrés volvió a recalcar ayer que su partido no va a aceptar que la Caja Vital se integre en una nueva entidad.

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La fusión colocaría a la entidad vasca como la tercera en la clasificación de cajas por patrimonio y como el quinto grupo financiero español, tras el Santander, el BBVA, La Caixa y Caja Madrid. Además, sería la segunda caja española por el volumen de su cartera de participaciones industriales, la tercera en cuento a la rentabilidad obtenida y la cuarta por volumen de depósitos.

El pasado día 13, el presidente de la BBK, Xabier de Irala, resaltaba el "carácter prioritario de la fusión se agudiza". Sólo una entidad fuerte, según los partidarios de la integración, puede hacer frente con garantías a la competencia del resto de cajas y bancos y a los movimientos de concentración de empresas. Los últimos escarceos en Iberdrola, con rumores de compra y posible salida de la sede fuera de Bilbao, que se unieron al progresivo traslado de servicios del BBVA de la capital vizcaína a Madrid, son dos ejemplos que, en su opinión, hacen más necesario que nunca disponer de una entidad fuerte arraigada en Euskadi.

Fuentes de las tres entidades estiman que el arranque de la fusión no puede demorarse ya por mucho tiempo y aventuran que puede y debe ser un hecho antes de final de año o, cuando más tarde, antes del próximo mes de marzo, cuando toca renovar las asambleas generales de las tras cajas. Consideran que, de no acometerse la operación entonces, la dinámica política que se genere con la campaña de las elecciones generales y, tras el próximo verano, la precampaña de las autonómicas para 2009, supondría un nuevo obstáculo para llevarla a cabo.

"La fusión requiere un clima de estabilidad", explican portavoces de las cajas. "Y a partir de marzo entraríamos en un largo ciclo de confrontación política nada favorable".

Los presidentes de las tres cajas: de izquierda a derecha, Irala, Rojo y Etxepare.
Los presidentes de las tres cajas: de izquierda a derecha, Irala, Rojo y Etxepare.EFE

Ganar tamaño para competir

En las direcciones de las tres cajas comienza a preocupar la posibilidad de una nueva demora en el arranque de una fusión que está ya amarrada en sus aspectos esenciales desde hace más de dos años. Concretamente, desde que en julio de 2005 los presidentes de las entidades presentaron públicamente el proyecto.

Su inquietud se acrecienta porque el proyecto tiene ya amarrado uno de los aspectos más delicados y difíciles de encajar de cualquier fusión empresarial: la configuración de la nueva cúpula directiva y el reparto del poder corporativo entre los ejecutivos de tres entidades con una personalidad y una "cultura" de funcionamiento diferente que hay que conciliar.

Sus promotores se han esforzado en todo momento en vender la integración como una apuesta estrictamente empresarial, no política, con la que se busca ganar tamaño para hacer frente a la creciente competencia en el sector bancario y poder llevar a cabo operaciones financieras que las cajas en solitario no tienen capacidad de acometer. Esa mayor musculatura serviría, en el ámbito interno, para ofrecer mejores productos con los que mantener su cuota de mercado y contrarrestar la penetración de otras entidades; y, en el externo, para aunar esfuerzos en la expansión.

Los números de la integración indican que la nueva caja sumaría 47.259 millones de euros en recursos, con una plantilla de 5.981 empleados y una red de 799 oficinas y 1.631 cajeros automáticos tanto en la comunidad autónoma como fuera de ella. Tendría unos beneficios netos de 506 millones, siempre según los resultados de 2006.

En cuarto a su cartera de participaciones industriales, la entidad poseería el 68,8% del capital de de Euskaltel, el 45,6% de CAF, el 31,35% de Europistas, el 24,4% del Banco Guipuzcoano o el 14% de Petronor.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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