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Un incendio deja 18 horas a oscuras el mayor hospital de Cataluña y paraliza las urgencias

Ana Pantaleoni

Un incendio en la red eléctrica interna dejó a oscuras ayer el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. La ciudad sanitaria afrontó una de las jornadas más duras de su historia con dos edificios centrales sin luz. Las urgencias, los cuidados intensivos, el banco de sangre y el área de hostelería fueron algunas de las zonas afectadas por el apagón.

El centro sanitario recuperó la normalidad al final de la tarde, y la Generalitat niega que se llegase a una situación crítica
Cinco enfermos graves fueron evacuados a otros hospitales, 150 pacientes reubicados y 60 operaciones canceladas
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A media tarde, el centro hospitalario más grande de Cataluña, con una plantilla de 6.500 personas, empezó a recuperar la normalidad gracias a 13 grupos electrógenos. En total fueron más de 18 horas sin luz en algunas zonas del hospital. Habrá que esperar al lunes para conocer el informe de los técnicos que determine las causas de este incendio, que las autoridades califican de "fortuito".

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"Cuidado en esta planta que no hay luz. Encontrará a un policía con linterna al final del pasillo", explicaba una enfermera a un paciente a primera hora de la mañana. El fuego se inició pasadas las dos de la madrugada cuando los operarios cargaban de gasoil uno de los generadores eléctricos de emergencia, una operación rutinaria de mantenimiento. Una parte del combustible se derramó de forma accidental originando un fuego que inutilizó las líneas de distribución de energía.

A partir de ese momento, el personal que trabaja de noche se movilizó. Fue la voluntad de estos profesionales la que mitigó los efectos del accidente. En el momento del incendio, 820 enfermos se encontraban en las áreas afectadas -Hospital General y el edificio de Traumatología-, de los cuales 53 eran enfermos críticos. Un total de 150 pacientes fueron trasladados a otras zonas de la ciudad sanitaria que tenían luz, como la materno-infantil. A media mañana, todos habían vuelto a sus habitaciones. Cinco enfermos graves fueron evacuados a otros hospitales de la ciudad como medida preventiva.

El fuego, extinguido tres horas después, también obligó a suspender 1.400 visitas externas y los ingresos hospitalarios programados para ayer. Todas las urgencias se derivaron a otros hospitales y se anularon 60 operaciones. A mediodía, la luz no había vuelto en muchas zonas del centro.

En un primer momento, únicamente los móviles del personal sirvieron de linternas. Y se vivieron escenas de caos. Sólo una operación se estaba realizando en ese momento, a las 2.12, pero las baterías autónomas de los equipos médicos permitieron finalizarla. El humo de la explosión alertó a los trabajadores, que decidieron trasladar a otras áreas a los enfermos que dormían en las plantas más cercanas de la central.

Una de las primeras preocupaciones fue el banco de sangre ubicado en la ciudad sanitaria, el único de toda Cataluña. La nevera tiene una capacidad de cuatro horas. Fue una de las primeras instalaciones que se conectaron a los generadores que rápidamente envió FECSA-Endesa. El hospital fue elaborando una lista de zonas prioritarias que paulatinamente y durante toda la mañana fueron conectándose a la luz de los generadores de emergencia.

"Yo no hablaría de caos, aunque siempre hay cosas mejorables. A pesar de las dificultades, no se ha degenerado en una situación crítica", afirmó ayer la consejera de Salud de la Generalitat, Marina Geli. La consejera quiso lanzar un mensaje tranquilizador: en el plazo de una semana se podrán reprogramar todas las operaciones anuladas. Los pacientes recibirán una llamada o una carta para especificar día y hora.

El Gobierno catalán habilitará el próximo martes una partida extraordinaria del fondo de emergencia para iniciar las obras de reparación. El Hospital Vall d'Hebron logró escapar al gran apagón eléctrico de Barcelona del 23 de julio gracias a sus sistemas internos, que ayer fallaron.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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