También en Castilla y León se triunfa
Fuerte competencia la que tuvo lugar ayer dentro del ámbito taurino entre las dos ciudades de Castilla-León. En las dos, sin embargo, había unanimidad en cuanto a los toros: la ganadería de El Pilar lidiaba simultáneamente dos corridas en las ferias de las mencionadas ciudades, una coincidencia no excesivamente frecuente que da idea del gusto que las figuras tienen por los manejables atanasios de Moisés Fraile, aunque a veces pegan sus tarascadas.
El resultado artístico de la corrida de Valladolid estuvo a tono con el de Salamanca. Al irregular Alejandro Talavante le dio ayer por dar la de cal y abrió la puerta grande, en lo que tuvo mucho que ver el uso que hizo de su parsimoniosa mano izquierda. Que El Juli le acompañara en esta salida a hombros es menos noticia, porque Julián sí es un torero regular, que está demostrando encontrarse en un momento espléndido.
¡Eeeeh, los de Salamancaa! ¡Que aquí en Valladolid también arreamos fuerte, con Tomás o sin Tomás! ¡Pues íbamos a ser menos nosotros con El Juli y Talavante! La que quedó mermadísima fue la corrida reina de la feria de Albacete por culpa de la anemia, como si estuviéramos en tiempos de posguerra. Tanto Sebastián Castella como José María Manzanares se han visto obligados a interrumpir la temporada por esta afección. El primero de manera definitiva, como consecuencia de la altísima tensión que ha tenido para ellos el transcurso de la temporada, que les ha obligado a gastar ingentes cantidades de energía y nervios, sobre todo, cuando oyeron lo de la vuelta de José Tomás. Castella, además, le ha dado puerta a José Antonio Campuzano, quien le apoderara desde sus tiempos de becerrista, para echarse en los brazos de la familia Lozano, en concreto de Luis Manuel, a quien ya le queda poco trabajo con César Rincón, dada la inminente retirada del colombiano.
Pero ayer estaba Miguel Ángel Perera en Albacete, para cortar, al menos, una pundonorosa oreja, tras su impresionante actuación del día anterior en la misma plaza.
