El fin del modelo 'retro'
El retro fue un estilo recurrente de los últimos 15 años. Un estilo socorrido, fácil y prestigiado: prácticamente siempre se quedaba bien acudiendo a la evocación del pasado, sus diseños, sus ambientes, sus sabores y sus músicas que regresaban como un amplio catálogo para atender la emoción.
Este tiempo se halla, sin embargo, ahora en su delicado punto de declive. Al aroma cariñoso del pretérito sucede un tufo demasiado olido que tras fatigarnos empieza a fastidiar. Contrariamente al celebrado encanto de su reciente elixir melancólico, la dosis triste que invariablemente se disuelve en su caldo ha empezado a sentar mal. O más que eso: el bisel de muerte que ribetea a lo antiguo, su inevitable reflejo funerario se vuelve insoportable para una sociedad que no quiere saber nada de la agonía y la defunción.
La artificiosidad de los abusivos ambientes retro, el forzado calco en muebles y decoración, la exagerada reverencia hacia la restauración y el estofado de la abuela, han iniciado conjuntamente una deriva fatal. No hay quien aguante un coche más inspirado en el modelo de medio siglo antes, no hay ya quien resista más una lámpara copiada de los años cincuenta ni una moda donde se reproduzca el éxito de la minifalda, la maxifalda o el cancán. El intento de rescatar las hombreras y la cintura alta para esta temporada lejos de auspiciar un nuevo trato mágico con los aspectos del pasado, provoca una fatiga inconmensurable, próxima a la depresión.
El retro, a fuerza de repetirse, ha pasado del insinuante reino del espiritismo consolador al insufrible déjà vu, y del gesto casi distraído del artista, al amaneramiento del ademán. Los años noventa se valieron de su emplazamiento en el final de siglo para conmemorar y rebobinar lo más granado del siglo XX pero, adentrados en el reino del siglo XXI, desgastada la sorpresa del milenio, el estado de ánimo prefiere dirigirse a explorar el futuro y aspira menos -en medio de la gran velocidad general- a enroscarse en lo vivido. La vida es, de nuevo, la novedad.
Novedad en todos los órdenes puesto que de no ser así no se crearía un sistema coherente y efectivamente el nuevo sistema antiretro afecta tanto al deseo de renovar las formas políticas como el trabajo, la calidad de la vida, las formas de relación personal, la naturaleza de la creación artística y de la naturaleza en sí. Otra política, otro orden económico y social, otro arte, otra moral, otra educación, otros sexos, otro mundo.
Una época, sostenida artificialmente por el retro, caduca en fin en casi todos sus frentes y la reparación de sus faltas no se encuentran en gloriosas herencias del pasado. Las comunicaciones las diversiones, la arquitectura, el diseño de coches y móviles, la clínica, aparecen con el impulso de una orientación inaugural y hacia un porvenir liberado de la pringosa memoria engullida estos años. Un futuro liberado de papilla histórica y que, en diferentes aspectos, se avino con el resurgimiento del tango o el bolero, la regurgitación de guerras coloniales, los nacionalismos, los populismos y recuperación de las procesiones.
Todo eso que se contempla ahora, y cada vez más, como un extraño lastre y no como una poética de familia. Jaguar no volverá a copiar más su SType o ejemplares similares y su nuevo XK para comienzos de 2008 será un modelo concebido sin huellas tal como está haciendo también Mercedes con sus nuevas series o Toyota y Porsche con sus híbridos.
Paralelamente, los edificios que se alzan en las grandes ciudades en busca de crear suceso se basan en el impacto de "lo nunca visto". Y, también, los equipamientos de los futbolistas que durante varias temporadas mimetizaron el uniforme de años lejanos inventan hoy colores y estampados que la vieja afición nunca conoció en su larga vida.
La vida, en suma, se expone menos como un proceso que como una traca. Del proceso histórico cabía extraer piezas significativas pero del devenir por mascletá sólo se crea la necesidad de un golpe nuevo para continuar sobreviviendo, distrayéndose, interviniendo, inventando, amando, comprando y vendiendo.
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