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El Papa rinde homenaje en Viena a las víctimas judías del Holocausto

La Iglesia austriaca espera que la visita de Benedicto XVI ayude a frenar su declive

El papa Benedicto XVI inició ayer su visita a Austria con un homenaje a los judíos austriacos asesinados por el nazismo, por quienes rezó frente al monumento a las víctimas del Holocausto erigido en la Judenplazt (Plaza de los Judíos) de Viena. Previamente, el pontífice había dicho que quería mostrar "la tristeza y el arrepentimiento y la amistad" de los católicos hacia "estos nuestros hermanos", una de las expresiones más contundentes del Papa para referirse a la pasividad de sectores de la Iglesia frente al genocidio y a las raíces religiosas del antisemitismo.

El objetivo principal de esta visita del Papa, que concluirá el domingo, es el peregrinaje, hoy sábado, al santuario mariano de Mariazell. El mayor santuario austriaco, situado a 110 kilómetros de la capital, celebra los 850 años de su fundación. "Éste no es un viaje político, sino una peregrinación", dijo Joseph Ratzinger al ser recibido en Viena por el presidente austriaco, Heinz Fischer, y el jefe del Gobierno, Alfred Gusenbauer.

Después, el Papa acudió a la Plaza de los Judíos, donde se encuentra el monumento en conmemoración de los 65.000 judíos austriacos asesinados por los nazis entre 1938 y 1945. Allí fue recibido por el líder de la comunidad judía y por el gran rabino.

Benedicto XVI viaja menos que Juan Pablo II. Éste es su séptimo desplazamiento al extranjero desde su investidura en 2005. Y es el primer viaje escogido por él personalmente, ya que los anteriores estaban ya previstos en la agenda de su antecesor. Austria le resulta "familiar", aquí se siente "casi en casa", dijo el pontífice, oriundo de la alemana Baviera, al llegar a este país que habla su misma lengua y donde goza de la afinidad de su ex discípulo, el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena.

Unas 7.000 personas esperaban a Benedicto XVI en la plaza Am Hof, en el casco histórico de la ciudad. Cierto es que mucha gente prefirió quedarse en casa debido a las copiosas lluvias, que están causando graves inundaciones en el noreste del país. Pero la falta de público se interpreta también como una señal del declive de la Iglesia católica en Austria, que en el último decenio ha perdido un millón de fieles. Lo reconoció el cardenal Schönborn, al dirigirse al Papa diciendo: "La Iglesia en Austria ha pasado necesidades en tiempos dolorosos y estamos en peligro de renunciar o incluso de perder la esperanza. Fortalézcanos en nuestra fe, santo padre". Este país, que representaba el pilar del catolicismo en Europa Central desde los tiempos de los Habsburgo, se vio sacudido en los años noventa por una serie de escándalos de pederastia dentro del clero, y muchos austriacos se vieron defraudados por la falta de transparencia de la Iglesia. El Papa reconoció ayer que la situación no había sido "totalmente superada". También el sacerdocio está en crisis. De 6.000 sacerdotes en los años ochenta, hoy quedan 4.000, con un promedio de edad de 70 años.

Más tarde, ante el Gobierno, el cuerpo diplomático y los representantes de las instituciones internacionales en Viena, congregados en el palacio de Hofburg, el Papa pidió que "Europa no renuncie a sus raíces cristianas, componente dinámico de nuestra civilización para avanzar en el tercer milenio". "La Casa Europa será un lugar agradable para todos sólo si se construye sobre una sólida base cultural y moral de valores comunes, arraigados en nuestra historia y nuestra tradición", añadió. Benedicto XVI recordó que el concepto de derechos humanos "fue formulado por primera vez en Europa", y criticó el aborto como una violación del derecho a la vida.

El Papa, ayer, frente al monumento a las víctimas del Holocausto erigido en la Plaza de los Judíos de Viena.
El Papa, ayer, frente al monumento a las víctimas del Holocausto erigido en la Plaza de los Judíos de Viena.AP

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