Luciano corazón de oro
Luciano Pavarotti ha sido para mí el amigo y compañero de tantas noches inolvidables en los escenarios de ópera. Y el amigo y compañero de otras tantas grabaciones discográficas que compartimos. Hablar de su voz ahora es inútil; todo el mundo conoce este torrente de belleza y facilidad que poseía y siempre ha sido una fiesta para mí cantar con él en los escenarios de ópera. Su voz está ahí y nos queda para siempre, preservada en sus numerosas grabaciones.
Pero lo que deseo expresar en estas breves líneas es la gran generosidad de Luciano, ese corazón de oro que él deseaba esconder en todas las acciones humanitarias alrededor del mundo que llevó a cabo. Siempre me decía: hay que hacerlas, pero sin la foto. Esto hizo que mi admiración por él como ser humano fuera aún mayor.
Si inmensa ha sido su conquista para atraer a los jóvenes al mundo de la ópera, más lo ha sido su aportación humanitaria hacia los necesitados, ofreciéndoles su ayuda llena de amor para obtener medicinas, prótesis y techos. Éste es el Luciano que yo he conocido y que siempre llevaré en mi corazón.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.