Más de 5.000 personas rechazan la planta de Gas junto a Vinaròs y Alcanar
La manifestación agrupa a todas las fuerzas políticas
Más de 5.000 personas recorrieron ayer el kilómetro y medio que separa el núcleo de Alcanar del punto de Vinaròs donde está proyectada una planta de gas. Esta planta cuenta también con un depósito submarino. El anuncio de la instalación ha puesto en pie de guerra a los vecinos de los terrenos situados al sur de la desembocadura del Ebro, tanto en Tarragona como en Castellón, que perciben la planta como un freno rotundo a su futuro.
Vinaròs y Alcanar son colindantes: comparten comercio e incluso zonas de cultivo. Pero no están dispuestos a compartir una instalación, la de una planta de gas, que perciben como una amenaza a su desarrollo. Por eso ayer más de 5.000 personas de ambas localidades y de otras vecinas salieron en manifestación para decir en voz alta y a pleno día que no aceptan la planta de gas.
Los motivos del rechazo fueron expuestos en un manifiesto leído durante la manifestación: reduciría la calidad de vida de los residentes en ambas localidades. La instalación, que incluye tres chimeneas de entre 50 y 60 metros de altura, supone un impacto visual inaceptable, en una localidad limitada ya al norte por una cementera, y abre la puerta a futuras industrias peligrosas a la vez que echa al turismo de la zona.
De hecho, hay un rumor que ha prendido en la zona como el fuego en la paja: que la planta de gas era el primer paso para el traslado de la petroquímica de Tarragona a una zona menos habitada y, por lo tanto, con el valor del terreno más bajo.
La población de Alcanar y, sobre todo, el barrio marinero de Les Casas, que siempre se ha sentido desatendido por el consistorio, bulle contra la planta. Y aduce que es un peligro serio a una población en cuyo límite norte con Sant Carles de la Ràpita ya se vivió hace unos años un gravísimo accidente, el del cámping del Alfacs, con casi 200 fallecidos. "No queremos un progreso abusivo y especulativo", repetían ayer los manifestantes.
La manifestación contó con representantes de todos los partidos políticos. Hasta el Partido Popular, que en Valencia aplaude la instalación, se manifestó contra la planta. Y no sólo los militantes de a pie, que allí son pocos. Entre quienes protestaban se encontraba el presidente del grupo municipal en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz.
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