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Ahmadineyad busca en Argelia respaldo al programa nuclear iraní

Irán rompe su aislamiento en el mundo árabe -donde su único aliado es Siria- y Argelia reevalúa su papel como país puente entre Occidente y los Estados díscolos del Tercer Mundo. Ése es el significado de la primera visita que el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, inició ayer en Argel, donde se reunió con su homólogo, Abdelaziz Buteflika.

Antes de viajar, Ahmadineyad recibió en Teherán a un nutrido grupo de periodistas argelinos. Les describió el marco de su visita: dado que ambos países comparten un mismo enfoque sobre numerosas cuestiones, incluida la nuclear, "contamos con Argelia para que sea nuestro aliado". "Nadie podrá obstaculizar el camino emprendido por Irán hacia la energía nuclear pacífica", agregó.

Teherán rompe su aislamiento en el mundo árabe, donde su único aliado era Siria

Varios diarios argelinos especularon estos días con que Ahmadineyad pedirá a Argelia que desempeñe una labor de buenos oficios con Occidente para evitar que le impongan más sanciones por sus proyectos nucleares. IRNA, la agencia de prensa oficial iraní, publicó una entrevista con un académico, Sabah Zangabeh, quien resaltó el papel mediador de Argelia en la crisis de los rehenes de EE UU, durante la guerra con Irán.

"Argelia reanuda ahora con su ambición de los años setenta de desempeñar un papel de liderazgo regional, pero sin enfrentarse con Occidente", señala Khadija Mohsen-Finan, coordinadora del área Magreb en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales.

De ahí que haya estrechado lazos con los dos pesos pesados de África subsahariana (Suráfrica y Nigeria) y que por Argel hayan desfilado en los últimos meses el venezolano Hugo Chávez y el nicaragüense Daniel Ortega. El siguiente huésped extranjero será, este mismo mes, el boliviano Evo Morales.

Estos coqueteos no impiden a Buteflika mantener buenas relaciones con Washington sobre todo en materia de cooperación antiterrorista. EE UU es, además, el primer inversor extranjero y el primer cliente de los hidrocarburos argelinos, por delante de Italia y España, y Argel proyecta aumentar aún más sus exportaciones a la superpotencia. "La habilidad de la diplomacia argelina es que sabe diversificar sus socios", subraya Mohsen-Finen.

Irán y Argelia apenas tienen intercambios comerciales -unos siete millones de euros anuales-, pero ambos son grandes exportadores de hidrocarburos. De ahí que el huésped iraní reiterase estos días la necesidad de poner en pie un cartel similar al del petróleo (OPEP) para el gas con la participación de Rusia, Venezuela y Qatar. Los contratos a largo plazo entre productores e importadores hacen, no obstante, muy difícil que pueda prosperar una organización de esta índole.

En sus declaraciones a la prensa argelina, Ahmadineyad repitió algunos de sus tradicionales exabruptos. Tras reiterar su apoyo "incondicional" a los palestinos, sugirió a los israelíes que "busquen otro lugar" donde vivir.

No siempre la relación entre Irán y Argelia fue cordial. Argel rompió relaciones diplomáticas con Teherán en 1993 para protestar por las simpatías iraníes hacia el ilegalizado Frente Islámico de Salvación. Buteflika tomó en 2000 la iniciativa de reanudar relaciones.

Ahmadineyad ha rechazado ahora con firmeza el terrorismo que golpea Argelia protagonizado por la rama magrebí de Al Qaeda. "El islam prohíbe el asesinato de inocentes cualquiera que sea el lugar donde estén", declaró.

Abdelaziz Buteflika (derecha) recibe a Mahmud Ahmadineyad en Argel.
Abdelaziz Buteflika (derecha) recibe a Mahmud Ahmadineyad en Argel.AP

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