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Reportaje:

Una centenaria con mucha vida

Considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un fármaco esencial por sus propiedades terapéuticas y su precio asequible, la aspirina cumple 110 años. Un medicamento muy popular del que se han fabricado 350 billones de comprimidos desde su comercialización, en 1899.

La popular aspirina, aceptada por la Real Academia Española como un sustantivo e incluida como tal en su diccionario, es una joven centenaria de muy buen ver y con mucha vida por delante. Así lo demuestra su altísimo consumo en todo el mundo y los numerosos estudios que cada año se publican en prestigiosas revistas científicas.

El próximo miércoles se celebra el 110º aniversario de la síntesis del ácido acetilsalicílico, su principio activo, por el químico alemán Felix Hoffman. Comercializada dos años después (1899) por la compañía farmacéutica Bayer, se ha convertido en el fármaco de referencia para combatir el dolor.

Analgésico. Por su composición, el ácido acetilsalicílico es un producto especialmente indicado para calmar el dolor (analgésico), para bajar la fiebre (antipirético) y para disminuir la inflamación (antiinflamatorio). También ha evidenciado su acción para la prevención del infarto de miocardio, el ictus cerebral y otros procesos cardiovasculares. Un informe elaborado por la OMS en 2002 concluye que un mayor uso de aspirina "reduciría a la mitad la cifra de 17,5 millones de muertes por cardiopatías y accidentes cerebrovasculares que cada año se producen en el mundo".

Fue en 1971 cuando los doctores Vane, Smith y Willis descubrieron que el ácido acetilsalicílico actuaba como agente inhibidor de la producción de unas sustancias llamadas prostaglandinas, que impedía el mecanismo por el que se unen las plaquetas de la sangre y se forman los trombos o coágulos. Años después, en 1989, el doctor Charles Hannekens demostró que además era eficaz en un 44% para prevenir un primer infarto en los casos de riesgo, como la hipertensión, alteraciones de los lípidos, diabetes, obesidad, tabaquismo y sedentarismo.

Organizaciones como la Asociación Americana del Corazón y el Grupo de Trabajo de Servicios de Prevención de Estados Unidos, así como las Guías Europeas de Prevención Cardiovascular, recomiendan usar bajas dosis de ácido acetilsalicílico en la prevención primaria de los ataques del corazón, ya que reduce entre un 25% y un 50% el riesgo de muerte por infarto o ictus cerebral.

Dolores crónicos. Uno de los usos más extendidos de la aspirina es para aliviar los dolores en general. Datos de la Sociedad Española del Dolor sugieren que la mayoría de los 14 millones de españoles que padecen algún tipo de dolor crónico recurre a este analgésico. No obstante, es el dolor de cabeza una de sus principales indicaciones, y, según las estadísticas, se consumen anualmente 400 millones de comprimidos en España para aliviar esta dolencia, que afecta a más de 4,7 millones de personas en nuestro país.

Los griegos y la corteza de sauce blanco

Aspirina es el medicamento más popular desde poco después de que entrara en el mercado gracias a la iniciativa del químico germano Felix Hoffman, que lo bautizó con el nombre de aspirina (a, proveniente de acetilación, y spire, en homenaje a la Spirea ulmaria, una de las plantas más ricas en ácido salicílico).

Si hasta el momento se hablaba de ácido salicílico, Hoffman combinó en 1897 esta forma con el acético, lográndose el ácido acetilsalicílico, sustancia que demostró más propiedades terapéuticas y menores efectos secundarios.

Sin embargo, sus orígenes más remotos se hallan en la Grecia antigua. Por entonces, 400 años antes de Cristo, Hipócrates, considerado el padre de la medicina occidental, empleaba la savia del sauce blanco para aliviar el dolor y la fiebre, y así descubrió que la corteza del sauce era rica en salicilatos.

Ya en 1763, cuando despegaba la verdadera historia científica de las sustancias salicílicas, el reverendo Eduard Stone comunicó a la Real Sociedad de Medicina Inglesa que además la corteza del sauce poseía efectos antipiréticos; esto es, podía bajar la fiebre.

Toneladas de aspirina

Con los 216 millones de comprimidos que se consumen cada día en el mundo se podría cubrir una superficie de 2,4 kilómetros cuadrados, equivalente a la extensión del Principado de Mónaco.

Desde su comercialización en Alemania, en 1899, se han fabricado 350 billones de comprimidos de este medicamento.

Los 30 metros que mide la popular estatua de Colón de Barcelona se alcanzarían poniendo uno sobre otro los 2.500 comprimidos de aspirina que se consumen cada segundo en el mundo. Esto significa que en una hora se podrían construir 3.600 torres de aspirina, y 86.400 en todo un día.

Cuando el pensador y filósofo español José Ortega y Gasset denominó al siglo XX "la era de la aspirina", ignoraba que seguiría de plena actualidad en el siglo XXI, puesto que cada año se publican 2.000 nuevos estudios basados en este principio activo en revistas científicas.

En 1936, la Real Academia Española aceptó la marca Aspirina, de Bayer, como un sustantivo, y como tal está recogida en el diccionario de esta institución.

En la fábrica de La Felguera (Asturias) de Bayer se produce el 85% del ácido acetilsalicílico para todo el mundo; o sea, más de 5.000 toneladas al año.

La aspirina está en más del 80% de los botiquines que existen en los hogares españoles.

Sólo en Estados Unidos se gastan cada año 2.000 millones de dólares en este producto.

Los estudios sobre la protección cardiovascular que la aspirina ejerce en nuestro organismo demuestran que su consumo regular por parte de los pacientes con problemas cardiocirculatorios podría salvar 2.000 vidas en España y 100.000 en todo el mundo.

Cada día se consumen en todo el planeta 216 millones de aspirinas en sus distintas formas de presentación. En España, la cifra ronda anualmente los 400 millones de comprimidos.

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