Santa Coloma de Gramenet estrena el nuevo Hospital de l'Esperit Sant, integrado por tres edificios

La consejera de Salud, Marina Geli, inauguró el viernes el nuevo Hospital de l'Esperit Sant, en Santa Coloma de Gramenet (Barcelonès), que el pasado día 2 de julio había entrado plenamente en funcionamiento. El centro está formado por tres edificios y cuenta con una superficie construida de 36.680 metros cuadrados. Las instalaciones sustituyen al viejo hospital colomense, que abrió sus puertas en 1917 y que, a pesar de las sucesivas reformas, ya no podía satisfacer las necesidades de los ciudadanos. El nuevo Esperit Sant dará servicio a Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià de Besòs y los barrios de Llefià (Badalona) y Bon Pastor (Barcelona), con una población de 214.000 personas. Geli anunció la creación de un campus universitario hospitalario en el Barcelonès Nord que integrará al Germans Trias i Pujol (Can Ruti) y al Municipal de Badalona.

"Éste es un hospital muy esperado. El antiguo abrió sus puertas hace 90 años y se había quedado pequeño. Hemos hecho un hospital del siglo XXI, moderno y digitalizado, que será un referente en el Barcelonès Nord", señaló Geli en la inauguración.

Hacer realidad este proyecto ha costado cerca de 52 millones de euros. Las nuevas instalaciones incluyen ocho quirófanos, una unidad de cirugía sin ingreso y una área de obstetricia, servicio de urgencias y radiología digital, además de 165 camas y un aparcamiento con 369 plazas. También se ha construido un túnel que comunicará el nuevo hospital con el antiguo centro, que continuará ofreciendo sus servicios a los vecinos de la zona y que podría reconvertir uno de sus pabellones en geriátrico. Los pacientes ingresados en el Esperit Sant fueron trasladados a sus nuevas habitaciones a lo largo del pasado 29 de junio.

El nuevo hospital era una antigua reivindicación de los vecinos, que reclamaban desde hace años un centro capaz de satisfacer sus necesidades. El personal sanitario había llegado, incluso, a manifestarse para reclamar mayores medidas de seguridad, ya que habían sufrido agresiones de familiares de pacientes, que perdían los papeles ante los colapsos del servicio de urgencias.