Montilla se desmarca de Carod y priorizará sus visitas a países próximos

El presidente catalán, José Montilla, quiere dar un vuelco a la política exterior de la Generalitat. Los viajes presidenciales a países lejanos serán contados esta legislatura rompiendo así una tradición instaurada por Jordi Pujol y seguida por Pasqual Maragall. Montilla se desmarca, de este modo, del consejero de la Vicepresidencia, Josep Lluís Carod, al priorizar las relaciones con países próximos. Ayer finalizó su viaje a Portugal y prevé que su próximo destino sea, a final de año, Marruecos.

Los países del arco mediterráneo, además de los de la Unión Europea, constituirán el principal foco de actuación de Montilla. El presidente de la Generalitat finalizó ayer su viaje a Lisboa entrevistándose con el primer ministro portugués y presidente de turno el Consejo de la Unión Europea, José Sócrates. Además de pedirle que el nuevo Tratado europeo tenga en consideración el papel de las regiones, Montilla solicitó un nuevo impulso europeo para la conexión ferroviaria de alta velocidad entre Cataluña y Francia.

La agenda internacional de Montilla contrasta con la del consejero de la Vicepresidencia, Josep Lluís Carod Rovira, quien se estrenó al frente de las relaciones internacionales de la Generalitat con un viaje a India, primero, y con otro a Finlandia hace apenas un mes. El Departamento que encabeza Carod Rovira tiene también un ambicioso plan para abrir seis delegaciones con un responsable político al frente en lugares tan lejanos como Pekín, Buenos Aires y México DF. También están en la lista de Carod las ciudades de Nueva York, París y Berlín. La Generalitat tiene ya diversas oficinas en estas ciudades.

Gobernar, no viajar

Montilla afirmó ayer, en la segunda y última jornada de viaje a Portugal, que "el gobierno está para gobernar, no para pasarse el día viajando". La política de contención del presidente pasa también por cumplir con lo acordado por los tres socios del tripartito para redimensionar las oficinas de la Generalitat en el exterior. Así, durante esta legislatura se pretende fusionar las oficinas del Copca y del Cidem. El primero de estos organismos se dedica a la internacionalización de las empresas catalanas. El segundo se centra en la búsqueda de inversiones extranjeras para Cataluña.

Los países de fuera de la Unión Europea tienen especial relevancia en la agenda de Carod Rovira, pero el consejero de la vicepresidencia tampoco quiere salirse del guion. Por este motivo frenó en más de una ocasión los planes más ambiciosos de su ex secretario de Relaciones Exteriores, Albert Royo, quien acabó siendo destituido el pasado mes de mayo. Con todo, el plan para abrir las seis delegaciones continúa en pie.

Montilla defendió ayer este proyecto. "Las delegaciones nos pueden ser útiles en países más alejados donde nuestra presencia está algo fraccionada en varias oficinas". Por esta razón, Montilla descarta abrir delegaciones en ciudades como Lisboa y Casablanca. "Están muy cerca" dijo el presidente a modo de justificación. París y Berlín, a una distancia no muy superior, sí tendrán delegación.

Con el curso parlamentario ya cerrado, el presidente de la Generalitat también hizo ayer una consideración de los últimos movimientos que se han observado en la cámara catalana a lo largo de las últimas semanas. Montilla quiso cortar de raíz las opiniones de los que consideran que el apoyo que ha dado Convergència i Unió a leyes como la de la Agencia Tributaria y del Instituto Catalán de la Salud respondan a estrategias ante las próximas elecciones generales.

"La política catalana tiene su propia dinámica y ni yo ni el Gobierno queremos sucursalizarla". Negó, de esta forma, que el Partit dels Socialistes se esté acercando a Convergència i Unió para facilitar un eventual pacto CiU-PSOE tras las generales.