Londres evita el choque y subraya el apoyo internacional
El Gobierno británico reaccionó ayer con cautela a las represalias anunciadas por Rusia por la expulsión de cuatro de sus diplomáticos en Londres por el caso Litvinenko. El jefe del Foreign Office, David Miliband, leyó una breve declaración en la que explicó: "Estamos estudiando esas medidas muy cuidadosamente para asegurarnos de que entendemos todos los detalles". "Obviamente, creemos que la decisión de expulsar a cuatro miembros de nuestra Embajada es injustificada", dijo.
Miliband, que no hizo mención de la decisión rusa de suspender la cooperación antiterrorista, se declaró "muy confortado por el hecho de que en las últimas 36 horas la comunidad internacional haya hecho públicas declaraciones tan positivas acerca de la necesidad de defender la integridad del sistema judicial británico, y eso es algo que vamos a seguir impulsando con la comunidad internacional en los próximos días y semanas".
La secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, defendió la posición británica, pero advirtió también sobre la importancia de no aislar a Rusia.
La cauta reacción británica refuerza la sensación de que, aunque Londres quiere demostrar firmeza en su empeño por juzgar al ruso Andréi Lugovói, señalado por la justicia británica como principal sospechoso del asesinato en Londres en noviembre pasado del ex agente ruso Alexander Litvinenko, intenta evitar al mismo tiempo una escalada en el conflicto diplomático con las autoridades rusas.
El Ministerio de Defensa confirmó ayer que la RAF envió dos cazas Tornado a interceptar a dos aviones rusos que se dirigían al espacio aéreo británico. Los aviones rusos, dos antiguos bombarderos Tupolev Tu95 que ahora se utilizan en misiones de observación, dieron la vuelta. Londres desvinculó ayer este incidente, habitual en los tiempos de la guerra fría, de la crisis diplomática que viven ambos países.
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