Nuevas centrales, viejos temores
Los ecologistas afirman que el accidente japonés es una advertencia ante la cascada de proyectos de energía atómica en todo el mundo
Una quincena de países está construyendo nuevos reactores nucleares y otra quincena ha anunciado con avidez el deseo de unirse al club nuclear. Occidente, con muy pocas excepciones -entre ellas, España-, planea alargar las vidas de las centrales y cada vez más políticos señalan la energía nuclear como la mejor alternativa para frenar el cambio climático sin renunciar a crecer. El resurgir nuclear parecía asegurado. Y en esto, llegó Japón.
"Este accidente demuestra que es imposible garantizar de forma absoluta la seguridad en las centrales nucleares", subraya Francisco Castejón, de Ecologistas en Acción. El mundo ecologista está convencido de que el caso es emblemático porque además se trata de Japón, el lugar presentado siempre como el ejemplo supremo de seguridad y modernización de esta industria. Japón cuenta con 55 reactores nucleares, que generan alrededor del 30% de la electricidad del país.
Una decena de Estados de Oriente Próximo quieren desarrollar programas nucleares
La industria nuclear española, que aspira a que España se sume a la tendencia internacional y al menos prolongue la vida de las centrales, descarta en cambio que el episodio japonés ponga en duda la seguridad de esta energía. "La central ha resistido muy bien ante el terremoto y no hay ninguna incidencia real ni para las personas ni para el medioambiente", opina Eduardo González, presidente de Foro Nuclear, que agrupa a la industria atómica española.
En su opinión, el accidente debe ser analizado exhaustivamente en Japón, pero sin que tenga ninguna incidencia en el debate global. La misma opinión tiene el secretario general de la Sociedad Nuclear Española, Aurelio Sala: "Con la información que tenemos no hay ningún motivo para alarmismos", afirma.
India, China y Rusia son los países con más proyectos nucleares en marcha, según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). En total, tienen 17 reactores en construcción y proyectan muchos más. Los países occidentales -con Finlandia y Francia a la cabeza- también construyen nuevas centrales y hay una cascada de proyectos, entre ellos el de Turquía y Brasil, para sumarse al club nuclear y reducir así la dependencia energética sin aumentar los gases responsables del calentamiento global. Pero además, el afán contra viento y marea de Irán por abrazar la energía nuclear ha provocado una cascada de súbito interés nuclear en Oriente Próximo, donde crecen los temores suníes ante la mera posibilidad de que el régimen chií cuente con energía nuclear. Una decena de Estados de la zona han anunciado su intención de iniciar sus respectivos programas nucleares. Entre otros, Arabia Saudí, Egipto, Jordania, Siria, Yemen y Emiratos Árabes Unidos.
Greenpeace considera que el peligro nuclear nunca ha sido tan elevado, pese a los avances técnicos. "Al peligro intrínseco de la energía nuclear, de los residuos o de las catástrofes naturales como el terremoto de Japón hay que sumar ahora la amenaza terrorista, el envejecimiento de las centrales y el aumento de reactores", recalca Carlos Bravo, de la organización ecologista. El portavoz de IU-ICV en el Congreso, Joan Herrera, se pronunció en la misma dirección: "Lo que ha sucedido en Japón pone de manifiesto que la energía nuclear sigue siendo muy peligrosa, pese a la enorme propaganda difundida en los últimos años".
Lo sucedido en Japón no es el primer incidente nuclear que ha causado alarma entre los ecologistas en julio. A principios de mes hubo dos accidentes en Alemania: un incendio en la central de Krümmel y un cortocircuito en la de Brunsbüttel. Ambos fueron casos en principio menores, pero la investigación aún continúa y la empresa responsable ha destituido ya a dos directivos.
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