Gracias a México 70 años después
La visita de Zapatero evoca la acogida del país al exilio español
México y España evocan estos días la diáspora republicana tras la Guerra Civil, que tuvo en el país americano un recibimiento incomparable. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, recordó a su llegada a Ciudad de México la generosidad con que fueron recibidos los españoles que se exiliaron. Más de 24.000 fueron acogidos por el Gobierno de Lázaro Cárdenas. Entre ellos, lo mejor de la intelectualidad española que combatió al golpista Francisco Franco. "No hubo nadie de cierta envergadura intelectual que se quedara en la España franquista", dice Julià Guillamón, uno de los tres responsables de la exposición Literaturas del exilio, que inauguró ayer Rodríguez Zapatero en el Centro Cultural de España en la capital mexicana.
Una exposición muestra imágenes inéditas, como la llegada de los 'niños de Morelia' a México
La muestra, organizada por el Centre de Cultura Contemporànea de Barcelona, busca una nueva mirada sobre el exilio, a partir de la historia de un grupo de escritores catalanes que huyeron de Barcelona en enero de 1939, poco antes de la entrada de los franquistas. La literatura, el arte contemporáneo y el cine documental se funden de la mano del escritor y crítico literario Guillamón, el artista conceptual Francesc Abad y el cineasta Joaquín Jordà (fallecido recientemente).
Dividida en 10 secciones, la exposición arranca con la caída de Barcelona, sigue en los campos de concentración y los refugios de intelectuales, y da paso a siete destinos de la diáspora republicana (París, Ginebra, República Dominicana, México, Chile, Argentina y Venezuela). "Queríamos una exposición diferente y recurrimos a material inédito a partir de archivos particulares", explicó Guillamón durante un recorrido por la muestra la víspera de la inauguración. Entre esos materiales, una serie de 30 fotos de la retirada republicana, una fotografía de Antonio Machado en el lecho de muerte, y los dibujos de Josep Bartolí del campo de concentración de Argelers (Francia).
México era totalmente desconocido en 1939 para la mayoría de refugiados, y a la vez era una luz de esperanza para quienes salían del túnel de la derrota. La sección La vida cotidiana en el exilio disecciona con la ayuda de la fotografía y el cine familiares el proceso de adaptación de los recién llegados a la vida en Ciudad de México. Están retratados los que les fue bien y los que no pasaron de la mediocridad. El caso de Odó Hurtado, antiguo concejal del Ayuntamiento de Barcelona que llegó a México con 38 años y escaló hasta la dirección del Banco Comercial de la Propiedad, se contrapone con el de Josep Maria Francés, presentado en la exposición como "un hombre perfectamente gris". Francés desembarcó en Veracruz con 51 años, dejando atrás el puesto de director de la página literaria del diario La Humanitat. En México escribió Memorias de un cero a la izquierda.
Hablar del exilio en México significa referirse a los 456 muchachos españoles que llegaron en 1937, en plena Guerra Civil, conocidos como los niños de Morelia. Fueron los primeros exiliados que llegaron. El arribo de aquellos hijos de republicanos vuelve a ser noticia, no sólo por el homenaje que les rindió ayer el presidente español, sino también por el reciente hallazgo en la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de un material inédito: 11 minutos de imágenes en 35 milímetros que muestran la llegada a la estación Colonia de Ciudad de México del tren con los niños españoles. Era julio de 1937 y habían llegado en barco al puerto de Veracruz. Fue un recibimiento de una envergadura desconocida en México. La cámara se detiene en una niña con una muñeca en los brazos. Es Amparo Batanero, actual presidenta de la Asociación Niños de Morelia, ayer presente en el homenaje.
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