Las milicias chiíes de Irak arremeten contra el Gobierno en pleno rebrote de la violencia
Un camión bomba acaba con la vida de 23 reclutas y soldados iraquíes cerca de Bagdad
El poderoso grupo chií liderado por el clérigo radical Múqtada al Sáder arremetió ayer contra el Ejecutivo iraquí, mientras se recrudece la violencia en el país árabe con más atentados. "El Gobierno está al borde del abismo y se derrumbará", sentenció Ahmed al Shaibany, mano derecha de Al Sáder, en una prueba de que la brecha que separa al primer ministro Nuri al Maliki y este grupo -le apoyó en su día para llegar al poder- es cada día más grande y la amenaza de guerra civil entre los chiíes está cada vez más cerca.
Seguidores de Al Sáder salieron ayer a las calles de Bagdad para pedir a Maliki que dimita después de unas declaraciones realizadas por el primer ministro el sábado. Maliki, que también es chií, acusó al grupo de Al Sáder de no tomar una posición clara en contra del sector más violento del llamado Ejército del Mahdi, una poderosa milicia acusada de cometer miles de asesinatos sectarios contra los suníes.
En las últimas semanas se han producido enfrentamientos entre esta milicia y las fuerzas de seguridad iraquíes que han terminado con la vida de docenas de personas en varias ciudades del sur, hasta ahora más tranquilas. Washington señaló ayer que Al Sáder ha vuelto a Irán.
La violencia continuó ayer con atentados que dejaron más de 40 muertos, entre ellos dos militares estadounidenses. El peor ataque fue con un camión bomba, que mató a 23 reclutas y soldados en Al Hesua, unos 40 kilómetros al oeste de Bagdad. El sábado un atentado dejó 150 muertos en Amirli, en el norte.
Por otra parte, un grupo de diplomáticos iraníes obtuvo permiso para realizar una visita a cinco presos de Irán detenidos en el Kurdistán iraquí el 11 de enero por militares estadounidenses.
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