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Columna
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Los nuevos hogares

La economía española transita hacia un nuevo modelo de crecimiento y sus principales características subrayan un mayor equilibrio que se refleja en una fuerte recomposición de sus motores internos. Así, de una parte, los aumentos de la ocupación tienen un impacto directo sobre la renta disponible de los hogares alentando, por consiguiente, los niveles de consumo, como auténtica locomotora del crecimiento. De otra parte, el aumento del número de hogares constituye el principal impulso de la dinámica expansiva de la economía española, variable muy catapultada por los altos crecimientos de la inmigración. Estos dos elementos son, por lo tanto, los que introducen nuevos vectores para una mejor comprensión de los mecanismos del crecimiento económico.

Si analizamos con más detalle estos vínculos se aprecia que existe una elevada correlación positiva entre el crecimiento de los hogares, el aumento del empleo y el papel de la inmigración. Acudiendo a los datos, podemos reflejar lo siguiente. Los hogares han crecido más que la población, a la vez que se observa una reducción de miembros por hogar y una mayor demanda de vivienda. Además, se subraya que hubo una estabilización del baby-boom junto a un crecimiento muy notable de las personas nacidas en otros países y que han venido reclamando de manera insistente un nuevo hogar en España.

Galicia aparece con una tendencia un poco opuesta al contexto general, manifestándose muy por debajo de los promedios nacionales. Los nuevos hogares en Galicia crecen a una tasa acumulada del 18,4% en el decenio 1996-2006, cuando en España la media alcanzó el 29,1%; superando solamente a tres Comunidadaes autónomas (Asturias, Castilla-León y Extremadura) y situándose muy distante de los tres primeras: Canarias (53%), Baleares (48%) y Murcia (40,8%).

El reducido peso de la inmigración en Galicia posee, por lo tanto, escasa incidencia en la aportación al crecimiento de la tasa de aumento de los nuevos hogares. De esta forma, en el período 200-2006 el porcentaje de hogares presididos por inmigrantes sobre el total de nuevos hogares en Galicia representan el 29,1%, muy inferior al logrado en España, que asciende al 48,8%, siendo el ratio de nuestra comunidad el segundo más bajo de los promedios autonómicos, superando únicamente a Cantabria.

Este crecimiento de los hogares y de la inmigración incide, evidentemente, en la ocupación. O dicho de otro modo, el dinamismo laboral constituye un factor clave en la creación de nuevos hogares. Aunque en Galicia las tasas de ocupación son positivas, todavía asistimos a la existencia de un evidente y notable diferencial con España.

¿Qué podemos resumir de esta situación? Si los niveles de crecimiento económico de Galicia los hacemos basar preferentemente en el consumo privado de los hogares, las expectativas de mantener una elevadas tasas nos obligarían a cambiar varias de nuestras políticas, pues tendríamos que ampliar nuestros ratios de acogida de inmigrantes o alentar la natalidad. Si vamos en otra dirección, esto es, basando nuestro crecimiento en las exportaciones, las orientaciones serían encaminadas hacia la mejora de nuestra competitividad, en la promoción de nuestra dimensión, eficacia organizativa y empresarial y, finalmente, dirigidas hacia un aprovechamiento más integrado de nuestras ventajas. Es decir, por un mejor posicionamiento estratégico de nuestro país.

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En cualquier caso, resulta un hecho incuestionable que nuestro país debe favorecer su base demográfica. En este sentido, son halagüeñas las últimas decisiones del Ejecutivo gallego en lo que hace referencia tanto a la revitalización de la natalidad, como a la captación de inmigración, para dar soporte a una base económica que se encuentra necesitada tanto de productores como de consumidores. Aunque esta apuesta no va a resolver de manera inmediata los problemas existentes, no es menos cierto que no actuar en dichas direcciones nos encaminaría a prolegómenos de situaciones más inestables y volátiles, es decir, ante coyunturas de menor crecimiento y de mayor divergencia en lo que atañe a los indicadores de cohesión social.

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