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Rabat se escuda en los menores para justificar el bloqueo de las repatriaciones

Marruecos alega que deben primar los derechos del niño sobre el colapso de los centros

Javier Martín-Arroyo

La patata caliente lleva enfriándose ya varios años. La espinosa repatriación de los menores marroquíes tras cruzar el Estrecho en patera sigue sin solución, pese al colapso de los centros de acogida y las continuas avalanchas. Tras la última de ellas, la Junta ha solicitado al Gobierno marroquí que acelere las repatriaciones pendientes. Los expedientes de 800 menores atascados en los consulados incluyen los datos de las familias de los niños, pero el Gobierno marroquí alega que éstas no les garantizan su tutela e incide en que su prioridad es defender los derechos del menor.

La resolución para los menores marroquíes cuya llegada ha colapsado los centros de acogida andaluces es muy compleja, pero el Gobierno marroquí estima que ésta no pasa por la repatriación de los niños. El cónsul de Marruecos en Andalucía occidental, Tarik Louajri, explicó ayer la prioridad de su gobierno: "Si las familias alegan que no pueden hacerse cargo de los menores y garantizarles un mínimo de dignidad, no procedemos a repatriar. Protegemos el interés supremo del niño establecido en las convenciones internacionales". De ahí el atasco de unos 800 expedientes que se repite en los tres consulados marroquíes en Andalucía durante los últimos años.

La consejera de Igualdad y Bienestar, Micaela Navarro, solicitó a los consulados que aceleren la tramitación de los expedientes para lograr una repatriación masiva que desbloquee los centros de acogida, pero esta "verificación" de los informes por parte de Marruecos se ha dilatado en la inmensa mayoría de las ocasiones. "Los casos repatriados han sido gotas en el mar. Ni se conoce ni se publican. Pero no existe una estrategia global para parar las repatriaciones", alegó Louajri. El cónsul marroquí añadió que en su labor de mediador ante las familias, el menor "está protegido", y que su primera obligación es preservar "esa especie de privilegio" debido a la indefensión que sufre.

La comisión bilateral entre España y Marruecos del próximo lunes en Toledo puede arrojar soluciones, pero de momento la disyuntiva a la que se enfrenta la Junta seguirá incluyendo el perverso efecto llamada. "Los niños no están para salvar a las familias. Es un drama terrible al que de momento es casi imposible responder", explicó Alicia Núñez, jefa del Servicio de Protección de Menores en Granada. "Las expectativas se vuelven por sistema frustraciones", resumió Carmen Belinchón, directora general de Infancia y Familia de la Junta.

El perfil del menor marroquí que ha cruzado el Estrecho en los últimos años ha cambiado. Cuando son trasladados a los centros de acogida, facilitan su nombre a los responsables y sus familias son contactadas para enviar su documentación sin mayores trabas. En ocasiones, las familias se adelantan a la llegada de los niños y llaman para preguntar si sobrevivieron a la trágica lotería de la patera. "Vienen con un proyecto de trabajar y saben que es su único objetivo", añadió Núñez.

Navarro evitó ayer acusar al Gobierno vecino del atasco en vísperas de la delicada cumbre bilateral: "No culpo a nadie, pero la filosofía no puede ser que el futuro de los menores de Marruecos sea venir a Andalucía, sino mejorar las condiciones de vida en su país". Además, insistió en que la mayoría de las familias no están "desestructuradas", sino que proceden de la clase media-alta marroquí.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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